El psicólogo Albert Mehrabian afirmaba ya en los años 70 que la verdadera importancia del mensaje no está en el mensaje en sí, sino en cómo lo decimos, el tono de voz y las expresiones faciales que usamos al hablar. Los estudios del profesional hacen referencia al mensaje verbal, al mensaje vocal/paralingüístico y al mensaje corporal y facial del que te hablábamos antes.
La pregunta ahora es por qué es tan importante. En base a esta teoría, hay una frase que las personas emocionalmente inteligentes se dicen para ganar respeto y fortalecer sus relaciones. Es brillante y simple, y solo tiene nueve palabras: “No es lo que dices, es cómo lo dices”.

No es lo que dices, es cómo lo dices
Si nos basamos en todas las investigaciones anteriores de “no es lo que dices, es cómo lo dices”, es la clave para que nuestra comunicación mejore, ganemos respeto y fortalezcamos nuestras relaciones.
Si por ejemplo, comienzas a hablar con tu pareja, entras en una discusión y tu expresión corporal muestra ansiedad. Quieres establecer unos límites con tu pareja, pero la discusión comienza a dominarte y la técnica del banco de niebla se te escapa de las manos. Si en ese momento paramos y recordamos que no es lo que decimos sino cómo lo decimos, conseguiremos pensar no solo lo que necesitamos comunicar, sino cómo lo vamos a comunicar para que nuestra pareja entienda la importancia de esos límites.

Si recordamos la frase “no es lo que dices, es cómo lo dices” y la tenemos presente en nuestra manera de comunicarnos con otras personas, no solo mostraremos que somos emocionalmente inteligentes, conseguiremos ganarnos el respeto de nuestro interlocutor y fortalecer nuestras relaciones. Sean las que sean. Palabra de la ciencia.
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