A continuación se presenta un nuevo test visual. Este ejercicio es uno de los más populares en internet y muchos usuarios se ponen a prueba para abordar aspectos de la personalidad que quizás no querían reconocer. Las críticas constructivas siempre son favorables. En este caso, conocer lo más negativo de nosotros mismos puede ayudarnos a mejorar las relaciones con los demás.
El ejercicio consiste en observar la imagen e identificar una figura u objeto. Lo que identifiques primero, es decir, lo que puedas dilucidar más rápido, es lo que tendrás que buscar abajo en la correspondencia de su significado. ¿Te animas a conocer algunos aspectos angustiantes de tu personalidad?
¿Qué has visto en la imagen?
Si lo primero que has visto ha sido el río, eres una persona que está demasiado enfocada en su trabajo. Esto quiere decir que a veces te comportas como un workaholic y necesitas distribuir mejor tu tiempo para lograr un equilibrio en tu vida. Lo relacionado con tu esfera laboral y tus objetivos personales son prioridad antes que tus seres queridos. Esto también lleva a que seas un individuo que le de mucha importancia a lo material y al estatus social.
Si has visto primero a la mujer de vestido largo, quiere decir que eres un individuo que se deja llevar por las apariencias físicas. Esto te convierte en una persona demasiado preocupada por su aspecto físico y algo vanidosa.
Amas que te elogien, eso suma mucho en tu vida. Jamás juzgas a los demás por su apariencia, pero para ti es importante. Tiendes a compararte con los demás y si las comparaciones no son favorables para ti, entonces repercute en tu estado de ánimo, sintiéndote inseguro o “inferior”.
Si en la imagen has visto primero el puente, esto quiere decir que te falta empatía con los demás. Este aspecto no se traduce en que seas una persona fría y “de piedra”, pero no le prestas mucha atención a las emociones y sentimientos de los demás. Si bien algunas personas pueden hacerlo de manera intencional, en tu caso ocurre lo contrario. Lo haces sin pensar.
Un ejemplo concreto de este tipo de situaciones se da cuando alguien te transmite que está bien y tú le crees. No profundizas realmente en sus emociones. Muy pocas veces te interesas por los sentimientos de las personas que te rodean. Esto termina provocando que los demás piensen que no eres una persona con quien dialogar acerca de asuntos personales, ni mucho menos te consideran emocional o empático.