Desear que llegue el lunes es como pedir que se termine la felicidad, excepto para un aficionado del América, que expresa abiertamente la razón de su pedido: “Ya quiero presumirle a los chivistas quién es el nuevo campeón”, dice sin reparo, después que el club de Coapa se consagró en el Apertura 2023 de la Liga MX, ante Tigres. Y de inmediato renace la naturalidad americanista de sus aficionados.
Con las gradas vacías, una bocina rompe el silencio con el que Nahuel Guzmán y compañía abandonan el estadio para volver a Monterrey. Diego Valdés, Miguel Layún, Igor Lichnovski y Cabecita Rodríguez encabezan la huída del equipo, con cerveza en mano, a ritmo de cumbia, para seguir la fiesta en las instalaciones de Coapa, con sus familias y la directiva.
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Renace el "ódiame más" de los americanistas
El eco en los pasillos del Coloso de Santa Úrsula retumba: “Y dónde están, y dónde están, esos tigritos que nos iban a ganar”. La ola amarilla salió del inmueble buscando lugar para seguir una fiesta que le pertenece después de cinco años de espera, con las características del aficionado azulcrema como carta de presentación, entre ellas, el recordatorio diario de quién es el equipo que ganó la liga, aderezada de la frase: “Ódiame más”.
Las coronas en la cabeza de los seguidores acaparan las miradas con sus luces brillantes. Son los reyes del futbol mexicano y hace un lustro que no lo presumían, que no lo sentían. “Hay que aguantarlos un buen rato”, comparte un transeúnte en las inmediaciones del estadio, mientras una motoneta pasa con el himno del América a todo volumen.
Despiden a Miguel Layún con una fiesta azul crema
Entre micheladas, un grupo de amigos adapta una canción y baila: “¡Layún, Layún, Layún is on fire! Follow the lider, lider, lider. Follow the lider!”. El 19 de las Águilas fue la sensación por su adiós a las canchas. Cambio los abucheos por los vítores del graderío en los festejos del título. No hubo rencores. Todo fue fiesta.
Se apagan las luces del estadio y termina la música, pero se enciende la época en la que el americanismo resalta en cualquier oportunidad, por las buenas o por las malas, para dejar claro quién es el campeón, el más grande, el rey de copas: “El América es su papá”, se escucha a lo lejos, con voces arrastradas por el alcohol, en una casa cuya fachada se esconde entre trapos y lonas alusivas al equipo. Sí, el americanismo está de vuelta.