Todos reconocemos perfectamente o hemos visto a estos pequeños gusanos peludos rondando por un parque o en la calle. En México los conocemos comúnmente como azotadores, aunque en otras partes del mundo los ubican como gata peluda, gusano quemador, aparita, quemador, chinahuate, gusano de ortiga, entre muchos otros nombres, y puede llegar a ser muy peligrosos si los tocas.
Estos gusanos peludos que denominamos como azotadores son en realidad orugas de distintas especies de mariposas. La mayoría de las personas piensa que los azotadores son en sí una especie de animal, sin embargo, en realidad son una etapa del ciclo de vida de ciertas mariposas, así que una vez que estas orugas se desarrollan, se convertirán en pupas (mejor dicho crisálidas) para posteriormente dar paso a un espléndido lepidóptero.
Las espinas o pelos erizados son un peculiar método de defensa que ciertas orugas han desarrollado ante los posibles depredadores que pueden encontrar en ellas un excelente banquete. En la naturaleza esta llamativa cubierta puede actuar de dos maneras, siendo una señal de advertencia de posible toxicidad para sus depredadores, lo cuales es posible que prefieran evitar consumir este tipo de alimento que aparentemente podría poner en riesgo su salud o su vida.
Por otra parte, hay algunas especies de estas orugas que además de verse amenazantes tienen sus cerdas o vellos unidos con sacos de veneno que funcionan como armas defensivas contra sus depredadores, que comúnmente son lagartijas, aves y algunos insectos.
¿Por qué son peligrosos los azotadores?
Así que ya lo sabes, no todas las orugas que tras el paso del tiempo darán paso a una mariposa son verdes y aparentemente inofensivas, algunas de ellas lucen una amenazante apariencia al estar llenas de vellos o espinas e incluso unas cuentas pueden ser verdaderamente peligrosas al contener veneno tóxico para sus depredadores.
Aunque su función en esta vida no es causar daño al humano, sino defenderse de sus depredadores para sobrevivir y convertirse en una mariposa, la realidad es que en algunos casos esto no puede resultar del todo inofensivo para nosotros.
Se reconoce muy bien que algunas de estas orugas pueden tener pelos urticantes para el humano, esto quiere decir que al estar nuestra piel en contacto con ellos se puede desencadenar una reacción cutánea caracterizada por la aparición de ronchas, ampollas o pequeñas protuberancias rojas, que pueden causar molestia, picazón y dolor.
En algunos casos, estas cerdas que se distribuyen a lo largo del cuerpo de las orugas pueden producir efectos más graves que además de causar un dolor punzante e intenso, quemazón y un zarpullido o manchas eritematosas, se puede presentar edema, náuseas, dolor abdominal, cefaleas, linfedema, linfadenitis, shock, dificultad respiratoria, trastornos intestinales, entre otros.
Aunque esto depende de la especie de oruga de la que se esté hablando y de la susceptibilidad de la persona, lo mejor es evitar todo tipo de contacto con este característico estadio de los lepidópteros, ellos solo están trabajando en sobrevivir para convertirse en una impresionante mariposa.
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