Debido a la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia de Covid-19, en España cada noche las personas, que se encuentran confinadas en sus casa para evitar más contagios, salen a sus balcones para aplaudir al personal sanitario que día a día combaten el brote.
En este contexto Hermann Schreiber, un simpático abuelito que vive junto a su esposa, Teresa Domínguez, quien también padecen de Alzhéimer, y aunque la enfermedad le ha hecho olvidar el español que con mucha fluidez hablaba, lo que no se le olvida es tocar su inseparable armónica.
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Es por ello que cada noche cuando todos salen a sus balcones a aplaudir, Hermann, aparece en su balcón para tocar la armónica con mucho entusiasmo como nunca lo había sentido en su vida y recibir ese afectuoso aplauso de todos sus vecinos por interpretar su instrumento.
Su cuidadora se lo hizo creer
Esa idea de sentir que está interpretando sus piezas musicales ante el público, no llegó a él por ocurrencia, su cuidadora Tamara Sayar, se lo ha hecho creer.
"No sé si he creado un monstruo, porque ahora Hermann ensaya todo el día", contó Tamara emocionada a la agencia de noticias Efe.
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"Pedazo concierto, eh, Hermann", "¿Ves? Te has puesto nervioso. Mucho público. Yo entiendo", le dice Tamara en cada vídeo que graba de sus conciertos. Él sonríe, sigue soplando y al final bate sus propias palmas sumándose a la ovación.
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Por: Redacción Digital El Heraldo de México
ssb