Menos de 30 por ciento de los investigadores del mundo son mujeres y son aún menos las investigadoras que ocupan un cargo de toma de decisiones, de acuerdo con el Instituto de Estadística de la UNESCO. Estas son algunas de las razones por las que, desde 2016, se proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
En el caso concreto de México, aunque la brecha de género sigue siendo amplia, las estadísticas indican que cada vez hay más oportunidades para que las mujeres se desarrollen como investigadoras.
En 2016, por ejemplo, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) tuvo 25 mil 72 registrados y nueve mil 80 eran mujeres; mientras que en 2018 eran 10 mil 683 mujeres, de un total de 28 mil 630.
De seguir esta tendencia en México, Alexa Pantoja Barajas, una niña de siete años, tiene mayores posibilidades de convertirse en paleontóloga, su sueño.
Me gustan mucho los dinosaurios por su diversidad: desde sus tamaños, hasta sus ojos y orejas, y sus dietas”, argumentó. “Por eso me gustaría ser paleontóloga, como Steve Brusatte”.
“Cuando vimos que no era sólo un gusto temporal y que en verdad le interesaba, le contamos sobre la paleontología y le explicamos que podía dedicarse a eso, que era una opción que tenía. Ella misma ya había leído al respecto; de Steve Brusatte supo por un libro, y dice que quiere ser como él y tener un equipo de trabajo”, contó Ana Laura Barajas, mamá de Alexa.
Por otro lado, Madahi Palma Gómez, quien recientemente obtuvo el grado de doctora en Ciencias Biomédicas, recordó lo que la motivó a dedicarse a la ciencia: “Me interesaba entender las bases neuronales del comportamiento humano y la formación de patrones conductuales”, dijo Palma.
Al terminar la licenciatura en Psicología, Madahi ingresó al laboratorio de Ritmos biológicos y metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNAM. Junto con otros compañeros investigó sobre el efecto de la luz en el cerebro, después hizo una estancia en el extranjero, y a su regreso publicaron el artículo Constant light during lactation programas circadian and metabolistic systems. Ahora se alista para un postdoctorado en el National Institute on Drug Abuse.
Estos logros no la han excentado de confrontarse al acoso sexual y laboral en la UNAM. “Fue una persona a la que se denunció, pero no tuvo algún efecto”, contó.
Por su parte, Liliana Quintanar, doctora en Química por la Universidad de Stanford, desde hace 14 años indaga, en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), “el papel que juegan algunos metales esenciales en enfermedades degenerativas y neurodegenerativas”, detalló.
La también ganadora del Premio de Investigación (Ciencias Exactas) 2017, considera que la brecha de género en la ciencia se debe a cuestiones culturales:
[nota_relacionada id=849768]Como la disyuntiva entre la vida profesional y la personal. No se trata de renunciar a alguna, pero es una decisión que los hombres no necesariamente tienen que tomar en el modelo clásico”, contó.
POR ANAID RAMÍREZ
edp