Los mexicanos le deben a Guadalupe González del Pino y Villalpando la creación de la letra del Himno Nacional.
No es que la mujer se dedicara a ayudar a su entonces novio y primo Francisco González Bocanegra a escribir el texto, sino que, harta de que el hombre se menospreciara, lo encerró en un cuarto de su vivienda hasta que no saliera con los versos que acompañarían la melodía que más tarde darían identidad al país.

Esto ocurrió en 1853, meses después de que el gobierno de Antonio López de Santa Anna convocara a los compositores del territorio a mandar un texto en el que exaltaran la identidad mexicana, certamen al que Francisco dudaba de entrar, debido a que se sentía menos talentoso que sus adversarios.
[nota_relacionada id=808801]Le bastaron cuatro horas
El compositor, quien fue encerrado más de cuatro horas en la habitación del domicilio que ahora se encuentra en el número 48 de la calle de Tacuba, plasmó en el papel 10 estrofas que enaltecían a la nación y a la figura del entonces presidente de México.
Para dar fe a su amada Guadalupe, con la que después se casó y tuvo cinco hijos, pasó las páginas escritas por debajo de la puerta y espero a que esta las leyera.
El compositor mandó por correo su trabajo y esperó algunos meses, desalentado por sentirse poco apto para la competencia.
Al concurso se presentaron 26 competidores, pero la pieza que fue anunciada como ganadora el tres de febrero de 1854 resultó ser la de Bocanegra.

De las diez estrofas que constaba este escrito se eliminaron las dedicadas a Agustín de Iturbide y a Santa Anna, quien fue exiliado y no pudo acudir a la ceremonia ni hacer entrega del premio correspondiente.
Ni un centavo
Pese a que por este servicio se les prometió tanto a Jaime Nuno, creador de la música de esta pieza, como a Bocanegra una cantidad económica, solo uno de ellos recibió en vida la retribución.
No fue sino hasta 1901 que el Congreso de la Unión aceptó que se diera a los creadores del himno una remuneración. Como Bocanegra murió en 1861 víctima de una tifoidea, los dos mil pesos que eran para él los recibió Mercedes Serralde de González Bocanegra su heredera, mientras que Nuno recibió además los 388 pesos que gastó para poner en circulación la partitura de su obra a fin de que fuera conocida. [nota_relacionada id=769920]
Los restos de ambos compositores descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México.
Por: Redacción Digital El Heraldo de México
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