Los cenotes y ríos subterráneos son espacios naturales característicos de la Península Yucatán que están formados gracias al suelo calcáreo de la región, el cual absorbe el agua de la lluvia almacenándola en el subsuelo y crean las cuevas inundadas que han atraído a miles de turistas cada año.
Los ríos subterráneos conectan a los cenotes de la península, los cuales eran considerados lugares sagrados para los mayas. Incluso, en varios de ellos se realizaban sacrificios y ofrendas a cambio del agua.
De acuerdo con las investigaciones, el origen de los cenotes y ríos subterráneos de la Península de Yucatán, está relacionado con un meteorito que cayó sobre la Tierra, hace 65 millones de años.
Según los estudios, el lugar en el que impactó el meteorito se encuentra en el mar Caribe, cerca de la Península de Yucatán. Se cree el impacto fue tan fuerte que dejó un cráter de 200 kilómetros de diámetro y causo la destrucción del 75 por ciento de la vida del planeta, entre ellas, la desaparición de los dinosaurios.
Tras las alteraciones geológicas que produjo el meteorito, se formó un anillo de cuevas subterráneas unidas entre sí, conocida como “Anillo de Cenotes”, el cual fue el precursor de los ríos subterráneos y cenotes actuales de Yucatán.
La Península de Yucatán cuenta con más de 7 mil cenotes, conectados entre sí, por ríos subterráneos. De los cuales, 142 pozos son accesibles para visitar.
Así mismo, esta región también cuenta con el río subterráneo más largo de México, llamado Ox Bel Ha, con 182 mil metros de longitud.
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