La piratería ya es moda entre los jóvenes

El barrio de Tepito, en la CDMX, es el epicentro del comercio informal. Todos los días, cientos de personas lo visitan en busca de diversos artículos a precios accesibles. Ahí, la popularidad de las marcas internacionales se mide por la demanda que tienen sus falsificaciones. Se pueden encontrar prendas con los logos de Gucci, Versace o Armani, impresos en camisetas y chamarras, que varían de precio sólo por sus materiales y tamaño. Prendas con el logo de la marca de ropa urbana Supreme, muy popular actualmente entre personalidades como Justin Bieber, Kanye West y Rihanna, se pueden encontrar en este tianguis con precios que van de los 50 hasta los 300 pesos, cuando las originales cuestan alrededor de dos mil pesos. Mientras tanto, en la feria Art Basel, en Suiza, el cortometraje Boot/Leg, realizado por el director nigeriano Akinola Davies, se presentó dentro de una exhibición de arte. El artista declaró a medios internacionales que su proyecto trata sobre "comunidades que adoptan la piratería y usan falsificaciones por elección". El filme se une a otros documentales, como la serie Counterfeit Culture, creada por el sitio especializado en tendencias Highsnobiety, con base en Berlín, que exploran la creciente cultura alrededor de la piratería. A través de estos trabajos de investigación, queda patente que el consumo de falsificaciones es un fenómeno social y cultural que se está expandiendo entre la juventud del mundo, donde vestir mercancía apócrifa está creando un tipo de estatus equiparable a usar marcas originales. En países como Rusia y Corea del Sur, incluso existen tribus urbanas que adoptan la piratería como parte de su identidad. “Es un fenómeno mundial, porque es muy fácil reproducir un logo con serigrafía", explicó el especialista en imagen Marco Corral. “De visita en Myanmar, allá entre los cerros, los chavos estaban vestidos con ropa pirata. La gente que usa estos logos se convierten en un anuncio para estas marcas”. A pesar de las campañas realizadas por todo el mundo para crear conciencia sobre los males de la piratería, los jóvenes siguen consumiéndola porque prefieren tener acceso a las nuevas tendencias que quedarse con las ganas. Según datos obtenidos por la Encuesta para la medición de la piratería en México, realizada entre 2016 y 2017 por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), 41.9 millones de mexicanos consumieron algún tipo de piratería durante este periodo, ocasionando pérdidas de hasta 33,400 millones de pesos en IVA. Francisco Martínez tiene 28 años y no cuenta con un trabajo estable. Toda su ropa la compra en el tianguis de Tepito. Al preguntarle por qué gasta su dinero en falsificaciones, respondió que lo hace porque le gustan. “Es para lo que me alcanza. Prefiero que se vea la marca, porque luego hay cosas donde no se ve y hasta cuestan más caras”. Explica que otra razón importante es la variedad de productos: “Más que nada por los modelos que encuentras en el barrio”. Pero aclara que, aún cuando tuviera más dinero, seguiría comprando en el tianguis. “Compraría de una y de otra. Si hay algo de marca y me alcanza, lo compro. Pero si me gusta algo del barrio, también lo compraría”, concluyó.     POR CARLOS CELIS