De pronto el tema de la felicidad se ha puesto de moda, la psicología, las empresas, los recursos humanos, las universidades todos están interesados en la felicidad; y es que sin duda se trata de un tema provechoso que ante una investigación autentica y seria, puede generar grandes utilidades económicas al tiempo que otorgue beneficios individuales. Entonces vale la pena preguntarnos de manera individual y social ¿qué tan felices somos?
La pregunta comienza a complicarse cuando nos percatamos de la dificultad para medir la felicidad, ¿cómo hacemos cuantitativo algo intangible? Existen algunas métricas interesantes, por ejemplo “The World Happiness Report” que respalda la ONU analiza los niveles de felicidad y bienestar; esta métrica considera la felicidad como una medida de progreso social y un objetivo a cumplir de las políticas públicas, tomando en cuenta entre muchas otras variantes, el PBI per capita, la esperanza de vida, el apoyo social, la libertad para tomar decisiones de vida, la generosidad, la percepción de la corrupción, entre otras. En el año en curso México apareció en el lugar 25 de 155 países participantes. Al parecer, México es un país feliz, sin embargo y aunque dichas métricas nos arrojan muchas e importantes cifras no ofrecen la respuesta a la más importante de todas las preguntas, ¿qué es la felicidad?
Y es que la felicidad no es un tema numérico, sino más bien un tema filosófico, el fin último del hombre es ser feliz, pero nadie nos dice cómo serlo, a veces pensamos que teniendo más o resolviendo una serie de necesidades lo seremos, sin embargo “los ricos también lloran”, entonces ¿qué es?; muchos filósofos han departido sobre el tema, mi favorito para tratar el asunto es Aristóteles quien habla de la felicidad como una vida lograda; a la cual sólo se puede aspirar siguiendo el camino de la virtud. A grosso modo, sólo es feliz aquel que es virtuoso, es decir, aquel que vive una vida equilibrada; dicha mesura se da principalmente de cuatro modos.
Moderando el cuerpo, lo que equivale a la virtud de la templanza, moderando la mente y las emociones, virtud de la fortaleza. Siendo justo es nuestros actos, virtud de la justicia y actuando conforme a la recta razón virtud de la prudencia; según el Estagirita quien domina estas virtudes puede alcanza la felicidad “ya que la felicidad es una actitud de acuerdo a la perfecta virtud.”
Así, sólo aquel que se conoce a sí mismo, se autogobierna y logra vivir en el equilibrio es realmente libre, deja de ser esclavo de todo lo que le rodea para ser dueño de sí mismo, por eso el hombre (o la mujer) virtuoso es raro, loable y bello .
Como buen tema filosófico quedan varias interrogantes al aire, ¿qué tan raros, loables y bellos somos los mexicanos?, ¿estamos viviendo en la virtud?, ¿los mexicanos somos individuos más equilibrados que algunos extranjeros?, ¿qué métrica mide a los mexicanos virtuosos? , ¿qué tan felices somos? Vale la pena empezar por hacer el análisis de estas preguntas frente al espejo.
POR: DRA. PATRICIA REBECA GARZA PERAZA
COLABORADORA DE ENCUENTROS