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Después... llegó la satanización

SUPLEMENTOS

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Y después de Avándaro… llegó el escándalo; al día siguiente, las palabras que se repetían en los diarios describían al evento como aquelarre, orgía, bacanal, nudismo y otros adjetivos para desvirtuar a los jóvenes. La imagen de la chica desnuda fue la que más se utilizó para asustar a la sociedad sobre lo que el statu quo llamaba decadencia de la juventud. La información estaba en los diarios, noticieros radiofónicos, en los reportes televisivos, en las crónicas de informadores; el escándalo deformó los juicios. Uno de los primeros en aparecer en los periódicos como El Universal y Excélsior, fue Mario Moya Palencia, entonces secretario de Gobernación (quien tenía pretensiones de llegar a la Presidencia de la República), dijo que la verdadera juventud de México encontraba su ejemplo de vida en los Niños Héroes de 1847 y “no en las modas provenientes del exterior”. Fidel Velázquez lo definió como una “¡bacanal de drogas!” y declaró que “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre. El ‘jipi’ no tiene la culpa, sino los organizadores… que no se detienen ante la explotación de los vicios de sus propios hijos”. Enrique Olivares, presidente del Senado gritó "que no haya más Avándaros en la República”. Mientras que el presidente Luis Echeverría pidió a los padres de familia que prestaran más atención a lo que sus hijos leían y veían por televisión, además de checar con quienes se juntaban. Afuera de esa burbuja, en la radio se escuchaba a todas horas a José José. Radio Capital, La Pantera (590) y Radio Éxitos transmitían música en inglés, la mayoría “fresa”, como se decía en esa época a lo comercial. LA ENCUERADA Roberto Fuentes, columnista y quien estuvo presente en Avándaro, recuerda que a su mente viene la imagen después del evento de rock: la mujer desnuda que recorrió las primeras planas de todos los periódicos. “Personalmente la vi de cerca, pero no fue la única. Hubo muchos encuerados y encueradas en las tiendas de campaña”, dijo a El Heraldo de México. Meses después del gran concierto (que revela que tuvo un pésimo sonido) la revista llamada Piedra Rodante entrevistó a la “encuerada de Avándaro”, a través del periodista José Luis Benítez El Búker (quien falleció en un accidente automovilístico en 1980). Se llamaba Alma Rosa González López y era de Monterrey. Se planteó que tenía 16 años y que era ex estudiante de secundaria; fue la portada de varias publicaciones. Asimismo, este personaje se volvió un emblema. Susurraban que el gobierno se la había llevado o inclusive que sus padres tuvieron que venir por ella. No obstante, la Dirección Federal de Seguridad encontró que realmente tenía 18 años y que era de Guadalajara. Las referencias históricas de Federico Rubli y Antonio Elizondo (investigadores) dicen que el escándalo de Avándaro generó un verdadero cambio. El Woodstock mexicano, como también se le llamó, fue una especie de punto final para el Movimiento de 1968, al cortarse de tajo (pero temporalmente), los movimientos juveniles que buscaban una nueva sociedad. Por Engge Chavarría ç