El aglutinamiento poblacional social y de interacción humana actuales coloca a la movilidad urbana en serios retos para el traslado de sus habitantes, ya sea rumbo a sus organizaciones laborales, académicas, sociales y culturales. México tiene distintos Sistemas de Transporte Colectivo (STC), tales como el Metrobús, Taxis, Tren Suburbano, Tren Ligero y el Sistema de Transporte Público Metro, los cuales atienden la movilidad urbana en la población residente tanto de espacios urbanos como rurales. A su vez, los vehículos de uso particular o privado son otros medios para la movilidad urbana.
¿Cuál es el problema público? De acuerdo con el Informe “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030. Avances y propuestas de aceleración” (2023) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el tiempo promedio de viaje de ida al trabajo en transporte público y automóvil privado en un día hábil en minutos es: para Bogotá (Colombia) 83 minutos en transporte público y 61 en automóvil privado, para Buenos Aires (Argentina) 76 minutos en transporte público y 39 en automóvil privado, para Montevideo (Uruguay) 56 minutos en transporte público y 26 en automóvil privado, Santiago (Chile) 68 minutos en transporte público y 41 en automóvil privado, São Paulo (Brasil) 66 minutos en transporte público y 31 en automóvil privado, y la Zona Metropolitana del Valle de México (México) 71 minutos en transporte público y 52 en automóvil privado.
Más del 70% de la población mexicana vive en zonas urbanas, lo cual requiere de políticas públicas en pro de la movilidad urbana. Y, el 80% de las necesidades diarias de movilidad son menores a 30 km, lo que obliga a la implementación de una estrategia acorde a este contexto. Al reflexionar sobre este Informe de América Latina, es de notar que México ocupa el tercer lugar en el tiempo promedio de viaje de ida al trabajo en transporte público, y el segundo lugar en automóvil privado. Recordemos que se trata de la “media” en este estudio, hay quienes pasan una cantidad mayor de tiempo.
La movilidad urbana está condicionada a la densidad demográfica, a los lugares donde se encuentran escuelas, trabajos, zonas médicas, hogares, a las horas de mayor aglomeración, a los caminos, y por supuesto, al poder adquisitivo para contar con un vehículo propio. Entre los efectos asociados a las dificultades por la movilidad urbana, se encuentran la pérdida de productividad, el aumento de la contaminación, y la disminución de la calidad de vida por el estrés u otros padecimientos asociados a la salud.
Ante este escenario, la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer en su Conferencia de Prensa del 6 de enero de 2025, la Estrategia de producción de autos eléctricos Olinia. La palabra Olinia proviene del Náhuatl y significa “moverse”. ¿Cuál es su objetivo? Esta estrategia estaría a cargo de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), la Secretaría de Educación Pública (SEP), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico Nacional de México (TecNM). La inversión inicial es de 25 millones de pesos, la cual pretende basarse en un presupuesto sustentable, sostenible y rentable.
Olinia tendrá una inversión pública y privada, así como el acompañamiento académico. ¿Cuáles son algunos de los beneficios? a) Brindar oportunidades para adquirir un vehículo eléctrico y de bajo costo -el cual oscilaría entre los 90 mil a los 150 mil pesos-. b) Mitigar los efectos de los gases invernadero. c) Reducir las afectaciones de contaminación auditiva y medioambiental. d) Y finalmente, optimizar los espacios urbanos para la movilidad.
POR DIANA LÓPEZ ZURITA
COLABORADORA
MAAZ