En una entrevista este fin de semana con el presentador Mark Levin, en el canal derechista Fox, el candidato presidencial republicano Donald Trump se quejó de la nueva acusación de un gran jurado federal en su contra por intentar robar las elecciones presidenciales de 2020.
"¿Quién ha oído que te acusen de interferir en una elección presidencial cuando tienes todo el derecho a hacerlo?", preguntó.
Las leyes estadounidenses ofrecen, de hecho, una versión diferente, pero Trump parece convencido de que opera en un nivel distinto que los demás y que sus acciones no pueden suscitar reacciones. De esa forma, por ejemplo, rechaza tener responsabilidad alguna en torno a la asonada del seis de enero de 2021, a pesar de que, según sus acusadores, incitó a una multitud a dirigirse al Capitolio, sede del Congreso, reunido para certificar la elección de Joe Biden.
Para la historiadora Heather Cox, autora de un popular podcast, Trump encara las elecciones de 2024 "de la misma manera que los supremacistas blancos del sur encararon las elecciones entre 1876 y 1964” y puesto en claro que no trata de ganar los votos de la mayoría de los estadounidenses, sino de intimidar a sus oponentes para evitar que voten mientras incitan a sus partidarios a cometer actos de violencia. "Están aplicando las tácticas de los reaccionarios demócratas del sur después de la Guerra Civil al día de hoy en un intento de imponer el mismo tipo de gobierno minoritario en la nación en su conjunto”.
Pero la realidad es que una de las grandes preocupaciones, si no la mayor de ellas, en las elecciones estadounidenses, es cómo reaccionará la derecha republicana ante una posible derrota.
Una serie de reportes consigna que de entrada, muchos de ellos no creen posible que Trump pueda ser derrotado en las urnas, excepto debido a la acción de votantes ilegales, trampas electorales diversas y ciertamente a pesar de la evidencia de encuestas que muestran una competencia cerrada y una ventaja pequeña, pero creciente, para la demócrata Kamala Harris.
De hecho, los más convencidos creen que será al revés.
"La certeza de las bases sobre la posición de Trump está en desacuerdo con las propias preocupaciones privadas de Trump sobre el estado de la carrera, y las de sus aliados. Y refleja una base que, lejos de adaptarse a la dinámica cambiante de la carrera, se está atrincherando y está lista para protestar contra cualquier resultado que no sea una victoria de Trump en noviembre”, consignó un reporte del periódico cibernético Político.
Lo preocupante es que en algunos casos se trata de miembros de grupos armados o milicias, que ya han aparecido en las cercanías de algunos centros de votación para "cuidar la limpieza" del voto, pero más bien para amedrentar a determinados votantes, léase minorías.
Y que a veces, como en los estados de Florida y Texas, son las propias autoridades locales quienes se encargan.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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