Podría ser un tema para la comidilla o simplemente algo del beisbol, aunque…
No cualquier día ves a un lanzador estelar, de los llamados “caballos”, de esos quienes parecen de antes, tener un gesto de esto como el cual acabamos de observar.
Simplemente los números se han ido a las nubes en cuanto a una importancia no antes vista para el análisis numérico en cuanto a las situaciones propias de los enfrentamientos digamos “cara a cara” en el máximo nivel de la pelota.
Y así, vimos a un verdadero “come entradas” de trabajo en la lomita como Gerrit Cole hace una señal con la mano de lanzar mostrando cuatro dedos, no se confundan pues no es una connotación política, simplemente es indicar la base por bolas intencional (BBI) para el bateador en turno.
Ustedes dirán: “bueno, pues como yankee fan o no, la verdad ha de ser un bateador peligrosísimo a quien está enfrentando, no se menosprecia a ningún rival en las Grandes Ligas, pero de que hay más peligrosos, los hay.”
La cuestión es que Cole se estaba enfrentando -como parte de su apertura- a un pelotero como Rafael Devers, nacido en la hermana República Dominicana, pelotero muy completo en su octava temporada en Las Mayores y bueno, 28 cuadrangulares y 87 imparables al momento en el actual calendario, no sería así como para asustarse demasiado con su .278 en el promedio de bateo.
La cuestión, debemos insistir, es como un pelotero tan completo como Devers puede desforrar la esférica a la menor provocación y en serio estamos hablando de un jugador habilidoso, sobre todo en los enfrentamientos previos ante el mismo lanzador de los neoyorquinos de la Liga Americana.
Súmenle que estábamos en una nueva edición de la serie con la más famosa rivalidad: Medias Rojas contra Yankees, los bostonianos y los neoyorquinos siempre tendrán el ingrediente extra del mayor morbo en cada enfrentamiento.
El súper estelar de la rotación de los Yankees es el Cy Young vigente y quizá tendrá este recuerdo en la mente por un buen rato, pues ese inning de trabajo terminó siendo fatal, pues caminó a Devers con un out, le fabricaron posteriormente tres carreras en una derrota de su equipo, como bien sabemos, perseguido a cada respiración por unos tremendamente talentosos Orioles de Baltimore los cuales están siempre a dos-tres juegos, la verdad una diferencia casi pírrica.
Los patirrojos de Boston ya casi no tienen posibilidades en esta temporada, pero… lo dijimos, ¿verdad? Para ellos (y obviamente para todos) ganarle a los bombarderos de Nueva York siempre será ganarle al rival más acendrado y más famoso del beisbol.
Muchos coaches, manejadores y dirigentes desde la oficina quizás desaconsejarían esto recién visto, el punto es tendiente a una polémica inevitable: ¿ya los números están siendo tan rectores del beisbol como para observar estas situaciones quizás antes inimaginables?
Vaya, si hay románticos quienes pedían que todavía se lancen las cuatro pichadas para la BBI, en el beisbol podemos pedir un poco de esencia original… ¿o no?
POR ALEJANDRO AGUERREBERE
COLABORADOR
EEZ