En términos generales, el negacionismo —una conducta irracional, real o asumida por conveniencia—, consiste en rechazar las evidencias de cualquier cosa si esta materia choca con una conveniencia personal sobre el mismo tema.
El alcohólico dice: yo no bebo mucho.
“Uno de los motivos por los que se ejerce el negacionismo es para evitar aceptar un escenario que al sujeto le genera incomodidad a nivel psicológico. Le resulta más sencillo optar por no creer —o decir que no cree— en las evidencias, aunque sean comprobables.” *
El gobierno de México, y en particular el presidente López Obrador, pasa por todos los estadios del negacionismo, incluyendo la presencia de conspiradores.
En la inseguridad y violencia criminal, los causantes, amarillistas, vende patrias y malos mexicanos (especialmente en septiembre), somos los medios.
Y eso se ha visto de manera grotesca en estos días con motivo de la enésima crisis de violencia en Sinaloa: el Presidente regatea las cifras como si fuera un mercader de zoco cairota. No fueron 12, nomás fueron dos. ¡Ah!
Como todos sabemos, la violencia es uno de los elementos negativos más visibles en este gobierno, cuyo saldo final es absolutamente desfavorable. Casi 200 mil muertes violentas en el sexenio cuya administración prometió serenar y pacificar a México parecen una burla. Macabra y cruel, por cierto.
“Informarles —dijo en seguimiento de la negación—, que se está atendiendo la situación en Sinaloa. La confrontación que existe no es tan abierta, ni frontal. Hay enfrentamientos, pero son pocos…
“Decirle a la gente de Culiacán que estamos pendientes. Que actúen con precaución, pero sin alarmismos, y que tengan cuidado si leen estos pasquines. (...) Son muy tendenciosos y amarillistas”. Los muertos se tienden amarillos.
Pero no se conoce hasta ahora un solo asesinado por los medios tendenciosos y amarillistas. En estos tiempos los periodicazos no matan ni a las moscas. Y él lo sabe, aun cuando lo niegue.
Lo grave de esto es si negar resultará hereditario, si esa actitud de rechazarlo todo a pesar de los testimonios se trasladará a la próxima administración.
No sabemos si la enfermedad es contagiosa, si la doctora Sheinbaum heredará ese contagio o lo seguirá por imitación, derivada de la cercanía de quien la ha secuestrado (con su tolerancia, es verdad), en los meses de la transición, cuyos detalles en este momento parecen de imposición. Si en el siguiente gobierno se sostiene en la negación será otro fracaso.
(*psicología y mente. com.)
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL
MAAZ