Andobas y Liborio, acordaron visitar el Museo del Chocolate, iremos en Metrobús, bajaremos en la estación Cuauhtémoc y de ahí le camellamos a la calle Milán 45, está cerca de aquí en la colonia Juárez, dijeron los amigos.
Andobas le comenta a su amigo de andanzas, leí en el tomo 1 de la Historia de la vida cotidiana en México en el apartado La Vida Cotidiana de los Mayas Durante el Periodo Clásico de la autoría de Erick Velázquez García, “Una de las bebidas más estimadas en las cortes mayas era el chocolate, el cual se preparaba con cacao (Kakaw). La pulpa que envuelve las almendras, blanca y dulce era aprovechada para elaborar comidas.
Más aún, agrega Andobas, “De las semillas secas, fermentadas y tostadas, se obtenía la pasta con que se preparaba el chocolate. En las escenas palaciegas existen múltiples representaciones de copas y vasos rebosantes de ese brebaje que se vertía de jarra en jarra para hacerlo espumoso, lo que aumentaba su calidad”.
Pues que te cuento, le dice Liborio a su acompañante, en ese libro que citas, en el capítulo La Vida Cotidiana del último Tlatoani Mexica, escrito por el historiador Santiago Ávila Sandoval, señala que Motecuhzoma Xocoyotzin “Antes de comer, el tlatoani se lavaba las manos; y aunque estaba acompañado de ancianos consejeros, músicos y señoras que lo atendían, sólo él comía, señalando el alimento de su gusto. Frutas dulces y cacao preparado de varias maneras, con vainilla, miel, flores secas, y servido en bellas jícaras de calabaza, agitado con cucharas de carey”.
En el libro El Conquistador Anónimo, refiere “Esta bebida es el más sano y más sustancioso alimento de cuantos se conocen en el mundo, pues el que bebe una taza de ella, aunque haga una jornada, puede pasarse todo el día sin tomar otra cosa; y siendo frío por su naturaleza, es mejor en el tiempo caliente que frío”
Don Artemio de Valle-Arizpe, en su libro Cuadros de México en el capítulo La bebida ilustre, contundente escribe, “Origen mexicano tiene el chocolate. Es una de las mejores cosas que poseen los tristes mortales…México con esta bebida ilustre le dio un nuevo sabor al mundo. Se acredita de muy famoso con tal maravilla que hoy anda, gracias a él, por todo el orbe, llenando de una pura delicia los corazones”.
Mientras tanto la señora Gula, nos invita a saborear un rico y espumoso chocolate acompañado de toda una variedad de la panadería mexicana, ojos, cuernos, bísquets, conchas, corbatas y los infaltables bolillos para para remojarlos en la taza con el aromático y caliente Xocoatl o bien con los suculentos tamales infaltables en la mesa mexicana.
Asegura el autor de La Güera Rodríguez, “…después de tomar una buena jícara con sus bollos, con sus hojaldras, con molletes…se ve de muy distinto modo el mundo, más amable, y se nos hace más blanda la carga que Dios Nuestro Señor nos envía. Son más suaves las horas de la vida, el optimismo nos las tiñe de rosa y de azul”.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ