El obradorismo en México ha priorizado el bienestar de las clases más desfavorecidas. Este enfoque contrasta de manera sorprendente con la indulgencia mostrada desde Palacio Nacional hacia el régimen de Nicolás Maduro. El chavismo, ideología que ha sostenido a Maduro en el poder durante más de dos décadas, ha desmantelado sistemáticamente la democracia en Venezuela, sumiendo al país en una profunda crisis de pobreza y desigualdad.
En este contexto, María Corina Machado, una de las voces más firmes de la oposición venezolana, ha colocado al presidente López Obrador en una encrucijada determinante. La crisis en Venezuela exige una postura clara y coherente, y Machado ha lanzado un llamado directo no solo a López Obrador, sino también a la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Ante la devastadora situación política y económica en Venezuela, les urge “abrir los ojos” y enfrentar la realidad de un régimen que ha fracasado en sus promesas de justicia social.
En la más reciente Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), se revela que la pobreza multidimensional y la desigualdad en Venezuela rondan el 52%, lo que posiciona al país como uno de los más desiguales de Latinoamérica. Las personas más pobres ganan 30 o 35 veces menos que quienes tienen mayores ingresos.
Ante la crisis poselectoral de Venezuela, coincidimos con María Corina Machado en que “México tiene enorme responsabilidad frente al conflicto en Venezuela, y hacia la región”. México, junto con Colombia y Brasil, tiene la capacidad de jugar un papel crucial como mediador en el diálogo. En este sentido, López Obrador ha puesto condiciones:
“Siempre y cuando haya voluntad democrática, no haya intervencionismo ni afán de imposición, sino que se respete la voluntad de los venezolanos”. Sin embargo, para mantener un verdadero equilibrio en este conflicto, es crucial que el gobierno de López Obrador respete la democracia y exija la transparencia de la elección del 28 de julio.
El Foro América Libre lanzó un claro llamado a los presidentes de Brasil, México y Colombia para que actúen frente a la crisis venezolana. Estos mandatarios tienen la oportunidad de legitimar la voz del pueblo venezolano y posicionarse como defensores de la democracia. De no actuar con firmeza, corren el riesgo de ser recordados como facilitadores de un régimen autoritario, algo que la historia difícilmente perdonará.
Si, como señaló la vetada candidata presidencial María Corina Machado en una reciente conferencia de prensa con medios mexicanos, López Obrador tiene contacto directo con Nicolás Maduro, le corresponde mediar en la crisis y asegurar el reconocimiento de los resultados de la elección presidencial en Venezuela, ya que todo indica que no favorecieron al dictador. México tiene la oportunidad y deber de ser firme para impulsar una solución pacífica que beneficie a la región y, sobre todo, que “respete la voluntad de los venezolanos”, como ha indicado el propio mandatario.
Estamos de acuerdo con María Corina Machado en que López Obrador debe ejercer su influencia sobre Nicolás Maduro para promover una negociación efectiva. La oposición antichavista ha reiterado que posee más del 85% de las actas electorales, las cuales reflejan claramente la victoria de Edmundo González. Es imperativo buscar una solución pacífica que respete el legítimo deseo del pueblo venezolano, en lugar de perpetuar un conflicto que podría intensificarse.
Los venezolanos han manifestado claramente su anhelo de ejercer plenamente sus derechos fundamentales y avanzar hacia una transición democrática y pacífica. En este sentido, respaldamos firmemente la petición de María Corina Machado para que el Instituto Nacional Electoral (INE) de México verifique las actas de la elección presidencial. Esta revisión es crucial no solo para confirmar la veracidad y contundencia del triunfo de Edmundo Gonzalez Urrutia, sino también para garantizar la legitimidad del proceso electoral y reforzar la credibilidad democrática en la región.
Respetar de manera urgente la voluntad del pueblo venezolano es esencial para poner fin a la represión indiscriminada de Nicolás Maduro. Los venezolanos tienen el derecho inalienable de vivir en paz y a ver restablecidos los derechos sociales, civiles, políticos, económicos y culturales. La comunidad internacional debe actuar con decisión para apoyar esta causa y asegurar que el pueblo venezolano recupere sus derechos fundamentales y su dignidad.
María Corina ha puesto a López Obrador en una encrucijada decisiva: la oportunidad de salir de su mandato, que concluye el 1 de octubre, como un verdadero estadista. Al ofrecerle la posibilidad de comunicar a Nicolás Maduro que se le está “abriendo la puerta” para una negociación razonable, seria y equilibrada sobre el reconocimiento de los resultados del 28 de julio, Machado no sólo brinda una salida digna, sino que también pone a prueba su compromiso con la justicia y la democracia.
Las pruebas que respaldan la victoria de Edmundo González están a disposición de la comunidad internacional, y es hora de que se tomen medidas decisivas. Los términos de esta negociación deben ser claros y contundentes:
1. Una transición democrática ordenada estable en Venezuela
2. Garantías, salvaguardas e incentivos para que la negociación se lleve a cabo lo más pronto posible
3. La representación del pueblo venezolano y de los sectores de la sociedad civil comprometida en la búsqueda del cambio.
4. Un compromiso claro para la celebración de nuevas elecciones libres y transparentes que reflejen la verdadera voluntad del pueblo venezolano.
POR GINA ANDREA CRUZ BLACKLEDGE.
SENADORA POR BAJA CALIFORNIA.
PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES AMÉRICA DEL NORTE.
@GINACRUZBC
MAAZ