Entre los militantes del PRI había una regla no escrita: cuando se acababa el poder, callaban.
Aunque ligaras una diputación o una senaduría, un puesto diplomático o un empleo en la iniciativa privada, entendías que ya no era tu momento. Quien violaba el precepto, podría pagarlo muy caro. Perder todo lo construido, la cárcel o hasta la muerte.
Un gran ejemplo de la norma se vivió durante todo este sexenio de Andrés Manuel López Obrador: Enrique Peña Nieto y sus más cercanos colaboradores cerraron la boca, se guardaron en sus casas, y no se dejaron ver.
De tener todo la fuerza, viajar en aviones ejecutivos, desplazarse en helicópteros, ser invitado a todos los eventos sociales, a refugiarse en su hogar. Sí, aunque mansiones o ranchos, departamentos a todo lujo, y no preocuparse nunca más por trabajar, a ver pasar el tiempo y a rumiar.
¿Y cómo a rumiar si vives con todas las comodidades y no tienes necesidad de trabajar? La respuesta es muy sencilla; extrañan el poder.
Esos buenos vinos, habanos y cabalgatas en yeguas muy caras; esos relojes, obras de arte y viandas diarias, no sirven de nada sin la adulación y la adrenalina que da el poder.
Osorio, odiado por la dirigencia del PRI. Meade, en su despacho y desaprovechado. Videgaray, entre aulas y viajes discretos; Rosario, disfrutando del hogar, después de pisar la cárcel. Aurelio Nuño, con mínimas apariciones.
Mercedes Juan, Erwin Lino, Alfonso Navarrete Prida, Juan José Guerra Abud, Pedro Joaquín Coldwell, Ochoa Reza y Eduardo Sánchez ni sus luces.
Lozoya y Murillo Karam en medio del escándalo. Muchos ex gobernadores a salto de mata, o en la cárcel.
¿Pero esa regla de quedarse callado tiene caducidad? Por su puesto. Se vence el día que diga “sí protesto” la próxima Presidenta de la República.
Peña seguirá en silencio, pero ya regresará a México por temporadas largas. Y claro, no imitará a Vicente Fox y a Felipe Calderón: el cuidará sus redes sociales.
Otros, del grupo cercano al último huésped de Los Pinos, son muy mayores, sin ánimos de participar en política activa. Pero su descendencia está lista.
Otros más, regresarán por sus fueros: Meade y Videgaray ya harán política activa. Claro, el grupo en el poder los descalificará, pero ellos que saben de números, iniciarán una batalla de comparaciones con “datos duros”.
Nada de tener otros datos. La lucha por la elección intermedia de 2027 está a punto de iniciar.
COLOFÓN.-
+Con los hijos no, pero el golpe está dado.
+Luis Donaldo Colosio Riojas ya es la apuesta de varios para el 2030. ¿Le alcanzará?
+No únicamente está en juego el resultado de la elección. Las encuestadoras derrotadas tendrán que cerrar la cortina de su negocio.
POR GUSTAVO RENTERÍA
COLABORADOR
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