Política y Diplomacia Sostenible

¿Se está cayendo el mundo?

Visto desde esa perspectiva, ya no se puede hablar de un escenario unipolar, dominado por un solo poder hegemónico, sino de un mundo crecientemente multipolar

¿Se está cayendo el mundo?
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La presente década nos ha traído múltiples guerras y nuevos conflictos violentos (Ucrania, Gaza, Sudán, entre muchos otros). También ha traído pandemias; crisis económicas de gran calado; el agravamiento de la emergencia climática, con sus intensas olas de calor, sequías prolongadas, inundaciones devastadoras, y una dramática pérdida de biodiversidad. Además, la existencia de nuevas tecnologías, en especial la inteligencia artificial, exigen un entendimiento global, que no está teniendo lugar.  

El elemento común de todas estas situaciones es la incapacidad de las instituciones internacionales existentes, que forman parte del sistema de las Naciones Unidas, para procesarlas y resolverlas en forma adecuada, con base al derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y, en última instancia, la conciencia compartida de que solamente a través de la cooperación internacional se pueden enfrentar exitosamente. 

Al observar que estamos atravesando una era de mayor conflictividad, muchos analistas consideran que el orden mundial que nació en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, dominado por Estados Unidos, y que ha prevalecido hasta ahora, ha entrado en una fase de decadencia y rápido desmantelamiento. Es posible que así sea. Presenciamos una nueva competencia hegemónica entre China y Estados Unidos que, cada vez más, toma las características de una confrontación geopolítica y geoeconómica que, dejada a su propia lógica, podría arrastrar al resto del mundo. Reaparece el fantasma de Tucídides, el famoso general e historiador ateniense, autor de “La Guerra del Peloponeso” que, al estudiar hace 2500 años aquel conflicto, concluyó que la causa de esa guerra fue el ascenso de Atenas (China), que infundió un gran temor en el poder militar dominante hasta ese momento en el mundo griego, Esparta (Estados Unidos).

Pero quizá no sólo estamos presenciando una competencia entre las dos actuales superpotencias, sino un periodo de transición de una época unipolar, en que Estados Unidos ha cumplido el papel de poder hegemónico, a una era multipolar, en que otros estados y regiones reclaman un lugar en el teatro de las decisiones. Además de Estados Unidos y China, hay otros actores poderosos en el plano militar, como Rusia, que constantemente nos recuerda que podría llegar a utilizar armas nucleares. 

También existen otros actores de peso en el plano económico y tecnológico, como la Unión Europea, India, que también es un poder militar con armas nucleares. Otros países, aunque de menor peso económico, militar o tecnológico, también reclaman un lugar en la mesa: Japón, Corea del Sur, Indonesia, Australia, Brasil, Arabia Saudita, Irán, Israel, Sudáfrica, Egipto, entre otros. 

Visto desde esa perspectiva, ya no se puede hablar de un escenario unipolar, dominado por un solo poder hegemónico, sino de un mundo crecientemente multipolar. La incapacidad para resolver los grandes retos que afectan a la comunidad internacional en su conjunto es la ausencia de instituciones internacionales suficientemente empoderadas para infundir orden en este nuevo escenario multipolar.

En ese sentido, la única solución pacífica viable para superar gradualmente esta era de creciente anarquía, es a través de la reforma y el reforzamiento de las instituciones internacionales. En el mundo multipolar se requieren instituciones globales con mayor representatividad, con mayor legitimidad en la toma de sus decisiones. Hoy, ese es el enorme reto al que se enfrenta la comunidad internacional en su conjunto. Del éxito de esta solución depende, en última instancia, nuestra sobrevivencia en condiciones de sostenibilidad y dignidad para todo el género humano. 

Claro, hay otro camino que puede prevalecer. Es no hacer nada frente a la creciente confrontación geopolítica, económica, tecnológica y militar. Es el sendero que asegura que habrá más guerras y conflictos violentos, nuevas epidemias sin una respuesta global coordinada, crisis económicas permanentes, mayores flujos migratorios descontrolados, empoderamiento del crimen organizado en muchos países, y una mayor desigualdad, tanto al interior de los países como entre las naciones. 

Es fundamental abrir más la discusión sobre cómo reformar y reforzar la gobernanza global a otros actores: parlamentos nacionales, organizaciones regionales, gobiernos subnacionales, el sector privado y las universidades. Los gobiernos no tienen el monopolio de las propuestas de solución al complejo embrollo en el que nos encontramos. La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN por sus siglas en inglés), la red más grande de universidades y centros de investigación de todo el mundo, está comprometida con hacer propuestas para mejorar la gobernanza global. 

SDSN considera urgente la reforma de las Naciones Unidas, en particular del Consejo de Seguridad, para hacerlo más amplio y representativo, democrático y eficaz. Un Consejo que no se paralice por decisiones unilaterales de sus miembros permanentes que impiden, mediante el uso del veto, cualquier avance en la solución de conflictos como los de Ucrania y Gaza. También propone la reforma del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo. 

Es urgente formar una coalición global para la reforma de las instituciones que forman parte del sistema de las Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, y otras organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de Comercio. Urgen que esas instituciones se transformen para el nuevo mundo multipolar.

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