En los últimos días, hemos observado con creciente inquietud interrupciones en el suministro de energía eléctrica, acompañadas de una declaración de emergencia en el Sistema Eléctrico Nacional. Se argumenta que este fenómeno es una consecuencia directa del aumento en la demanda, impulsada por las elevadas temperaturas que asolan el país.
Sin embargo, esta situación no es simplemente un problema temporal relacionado con las condiciones climáticas. Es, en realidad, el resultado de una crisis energética que ha estado incubándose durante décadas y que ha alcanzado proporciones críticas en los últimos años debido a la falta de una planificación adecuada en el sector energético. Es decir, la ausencia de una visión a largo plazo, que abarque al menos 15 o 20 años, ha dejado al país vulnerable ante las fluctuaciones de la demanda y los desafíos inherentes al cambio climático, incrementando la incertidumbre y los riesgos asociados con la seguridad energética a largo plazo.
Como las Empresas Globales señalamos en nuestra iniciativa “20 ideas para México” es esencial reconocer la urgente necesidad de una planificación energética integral que priorice una matriz energética diversa, así como la expansión de la infraestructura necesaria para su implementación efectiva. Esta planificación debe ser adaptable a las necesidades cambiantes del país, teniendo en cuenta factores como el crecimiento demográfico, industrial y económico, y por supuesto, el indiscutible cambio climático.
Si bien “20 ideas para México” es un estudio amplio y profundo, aquí algunas de las propuestas que hemos desarrollado:
- Invertir urgentemente en desarrollar la red de transmisión que actualmente se encuentra saturada. No basta con tener capacidad de generación, también es necesario contar con una red de transmisión robusta y bien planificada.
- Considerar la diversificación de fuentes energéticas, incluyendo el equilibrio adecuado entre combustibles tradicionales como el gas natural y tecnologías emergentes como las energías renovables, para garantizar la estabilidad y sostenibilidad del suministro energético a largo plazo.
- Reanudar y optimizar las subastas de largo plazo, las cuales deben ser diseñadas para incrementar la oferta de energía renovable. Se pueden también considerar proyectos de ciclo combinado y de ciclo abierto, utilizando gas natural e hidrógeno verde.
- Definir un marco institucional para el almacenamiento de energía eléctrica. Esto aseguraría un suministro constante y la estabilidad de la red eléctrica
Por supuesto, todo esto deberá ir acompañado de una apuesta clara por la Transición Energética, que incluye programas para impulsar la electromovilidad o las tecnologías de reducción de emisiones, así como la captura y el almacenamiento de carbono, entre otros aspectos.
Esta son algunas de las estrategias que permitirían incrementar la competitividad del sector eléctrico nacional, que sin duda es un aspecto clave no solo para el desarrollo económico de México, sino para aprovechar el nearshoring.
México nos gusta por su presente, pero nos gusta más por su futuro.
Alberto de la Fuente
Presidente del Consejo de Empresas Globales