Sinestesia

Un Tótem en común

La película “Tótem” aborda temas como la muerte y la enfermedad, pero sobre todo aborda el tiempo

Un Tótem en común
Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

“Solo hay un medio para vencer los monstruos: aceptarlos” Julio Cortázar 

Durante un seminario sobre cine y política, la directora argentina Lucrecia Martel argumentó que el modelo narrativo hegemónico “preforma los acontecimientos humanos y los convierte en enfrentamientos”.

Según ella, el modelo narrativo establecido desde Homero y presente hasta nuestros días no solo es bélico por naturaleza, sino que ya no da cuenta de todas las experiencias humanas de la actualidad. Sin embargo, el público en general sigue mostrando resistencia a cintas que no muestran el desenlace predecible de un conflicto directo entre protagonista y antagonista.

Si bien Martel admite que es difícil encontrarse con películas que no se rigen bajo la lógica bélica de esta estructura narrativa, el año pasado Lila Avilés estrenó una obra cinematográfica que logró reinventar este modelo sin perder calidad artística.

Con Tótem, la directora mexicana nos sumerge en la perspectiva de Sol, una niña de 8 años que navega por la casa de su abuelo mientras la familia entera batalla por prepararle una fiesta de cumpleaños a su padre que muere de cáncer. 

Ahora bien, la película no se centra únicamente en los obstáculos que enfrenta el enfermo, sino que amplía la perspectiva para mostrar las distintas formas en que los familiares lidian con el mismo miedo a la muerte.

Mientras el abuelo de Sol, por ejemplo, se aísla para cuidar su bonsái, su tío se refugia en la espiritualidad y su tía ahoga su duelo en alcohol. Su padre Tonatiuh, por otro lado, enfrenta su mortalidad recluido en el cuarto. 

De esta forma, Avilés reemplaza el campo de batalla por una casa donde se lleva a cabo una despedida enmascarada de celebración. El héroe de la película no es un héroe en absoluto, sino un enfermo que, en lugar de vencer la amenaza mortal, aprende a reconocer la inevitabilidad de ella.

Con la muerte a la vuelta del pasillo, no es la vida lo que está en juego en Tótem, sino el tiempo. Lo que fue una casa abarrotada de gente y de recuerdos, tarde o temprano, termina por convertirse en una casa vacía.

POR TOMÁS LUJAMBIO

EEZ

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