Columna Invitada

Blindaje para un debate

Un gran número de controversias, pleitos o discusiones surgen de la emoción, no de la razón

Blindaje para un debate
Magistrado Sergio Valls Esponda Foto: Especial

Un gran número de controversias, pleitos o discusiones surgen de la emoción, no de la razón. Ese el motivo por el que reglas, métodos y procesos creados desde la lógica racional para solucionarlos, son ineficaces. Quienes usamos el poder de la mediación lo tenemos claro, por eso la importancia de explorarlas raíces de un conflicto para entender el comportamiento de los involucrados.

Platicaremos de una conducta que le será familiar, en inglés se conoce como “backfire effect” su traducción “efecto contra-fuego” no es muy clara, así que le diremos efecto contraproducente.

Algunas personas se involucran tanto en alguna posición ideológica que su personalidad se forma transforma y funda sobre las bases de esa ideología, simplemente encuentran ahí el sentido de su existencia. Piense usted en alguien que abandera con pasión una causa; militante o activista casi de cualquier “ismo” vegano, capital, liberal, social u otro, aunque eso no es algo negativo per se, la conducta que genera ha sido objeto de profundos estudios de la sicología y neurociencia. Lo que hoy sabemos es que la actividad cerebral que se produce en la amígdala al escuchar o leer argumentos contrariosa mis creencias o que amenazan aquellos que sostienen mi percepción de realidad provocan una reacción biológica igual a la que produce estar frente a un depredador o un arma.

Si pretendemos presentar argumentos sólidos o incluso científicos ante personas que padecen de este sesgo cognitivo el resultado será un “efecto contraproducente” lo único que lograremos es que nuestro interlocutor fortalezca su posición y responda en forma violenta, lo cual es natural pues esa persona no controla la reacción biológica que provoca un reflejo primitivo de defensa y agresión.

Cuando construimos las bases que le dan sentido a nuestra realidad buscamos hacerlo con la solidez de una casa, es ahí en donde habitan nuestras ideas, valores, y formas de percepción del mundo. Los muros y techos son creados por nuestras experiencias, cultura, religión y tradición. Ahora imagine que para algunas personas una posición ideológica contraria es un temblor. ¿Cómo reaccionó la última vez que sintió uno? Claro, con miedo ante la posible destrucción de esos muros que sin movimiento parecen tan sólidos. Por eso el rechazo enérgico antela amenaza.

Frente al debate quien ya definió posición presenciará su versión personal, los ataques que veremos fundados o no serán alimento para fortalecer postura, en caso de tener interés en el análisis post-debate será aquel que proviene de fuentes coincidentes con el único objeto de consolidarla versión propia. Hoy sabemos a quién ver, leer o escuchar para coincidir o destruir. Opinar, debatir ideas sin sesgo es una actividad de alto riesgo, si no se es coincidente se entiende como una posición contraria disfrazada, peligrosa amenaza para cualquier postura.

La pérdida de objetividad es un peligroso cáncer. Después del dos de junio habrá que iniciar una nueva etapa desde los medios de comunicación en la que gradualmente nos concedamos la oportunidad de escuchar otras ideas, NO para responder, sencillamente para intentar entender. Esa es una herramienta que las personas facilitadoras usamos en cada mediación, se llama: escucha activa. Pongámosla en práctica a partir de hoy.

Por: Magistrado Sergio Valls Esponda

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