Columna invitada

México: ¿futuro glorioso o borroso?

Después de varios lustros de tiempos prodigiosos para el país, vemos importantes grietas que amenazan no sólo la viabilidad del régimen actual sino sus cimientos mismos

México: ¿futuro glorioso o borroso?
Eduardo Tapia Zuckermann / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Cada año nuevo contiene cenizas y semillas. Al quedar atrás el 2023, un año que marcó la salida de la noche obscura de la pandemia en México y el resto del país, podemos afirmar vehementemente que en este 2024 el país marcha con máquina sobrecalentada hacia un ciclo electoral histórico.

¿Cómo llegamos a este punto de inflexión? La pregunta acepta varias respuestas pues no ha sido un solo factor que nos ha traído a un plan de zozobra. En primer término, podemos afirmar que México ha sido víctima de su propio éxito y, tal y como sucede con un tesoro que se descubre en un predio en breña, acaba por disiparse sin una planeación correcta en cuanto a su inversión.

Después de varios lustros de tiempos prodigiosos para el país, vemos importantes grietas que amenazan no sólo la viabilidad del régimen actual sino sus cimientos mismos.

La escena ya se vio en otros países con vocación turística y, a la manera de Giambattista Vicco, el ciclo histórico de decadencia se repetirá en México si no hay un cambio de timón urgente, pero a la vez razonado y consensuado. ¿Podremos evadir la suerte que siguió al crecimiento voraz de otros países emergentes? Plasmamos, por tanto, algunas ideas iniciales que podrían guiar una discusión seria y con ello sortear la problemática que ya se ciñó sobre el país.

(i).- Seguridad ciudadana y estado de derecho: México cuenta ya con más de ciento veinte millones de habitantes y es el centro poblacional mayor del continente por detrás tan sólo de Estados Unidos y Brasil. ¿Cómo maniobrar los retos que implica esta crecida poblacional? En primer término sería atender el rezago importante que existe en la infraestructura policial y la incorporación de nuevos ministerios públicos con mayor preparación y salarios para evitar la tentación corruptora del dinero.

En segundo, integrar las diferentes regiones del país con mayor tecnología que permita un flujo más eficiente y expedito de información. Finalmente, contratación de personal que haya calificado invariablemente los exámenes de control y confianza. Aquí el monto presupuestario y sin austeridad será un factor importante.

(ii).- Agua y alcantarillado: Desde hace una veintena de años diferentes gremios profesionales expresaron que las cuencas hidrológicas, incluido el sistema Cutzamala, habían llegado al límite de provisión a los centros de población del país sin que hubiese regresión en los niveles hídricos. Casi un cuarto de siglo después la profecía se está cumpliendo ominosamente.

El país pudo aguantar todos estos años por la nobleza de su gente, la apertura generosa de cartera privada, y. en alguna medida, el erario bien enfocado en la construcción de plantas de tratamiento y desaladoras.

En cuanto a alcantarillado, hace falta uno que contenga el volumen, ya sea de tratamiento o de disposición, que la actual población demanda. Traemos décadas de atraso en esta materia, pero como estas obras no son espectaculares y no dan réditos electorales, las administraciones, sobre todo municipales, han preferido patear el bote.

Debemos señalar aquí que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como causahabiente institucional de la antigua Secretaría de Programación y Presupuesto, ya no planea, como lo dicta la Ley de Planeación, promulgada hace más de cuarenta años, sino que simplemente administra lo que se planeó hace prácticamente medio siglo. ¿Cómo puede un plan anquilosado congeniar, con todo y la incidencia de Planes Nacionales de Desarrollo sexenales, con un plan a formularse en 2025 y que sería más ambicioso pero sin métricas realistas?

Aunque somos aún la región latinoamericana que alberga con mayor nitidez el sueño americano si nuestro gobierno federal no inyecta recursos similares notorios proyectos faraónicos, el país no podrá seguir su curso ascendente. Ni nuestro excelente clima y excelente ubicación geográfica (nearshoring) podrán capotear la escasez de agua y el turismo, que representa uno de los principales generadores de recursos, invariablemente disminuirá.

Apreciamos por medio de estas breves líneas que el futuro glorioso de México está lleno de nubarrones cada vez más cargados de problemas coyunturales y de estructura. La suerte está echada.

POR EDUARDO TAPIA ZUCKERMANN 

EXPRESIDENTE DEL CAPÍTULO BCS DE LA BMA Y CONSEJERO DE LA FUNDACIÓN BARRA MEXICANA

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