Demasiado tarde, pero no por eso hay que dejar de exigirlo: López Obrador debe de sacar sus manos, sus giras y sus mañaneras del proceso electoral. De paso, los presupuestos del Estado. La balanza se inclina hacia un lado para apoyar con los recursos públicos a la corcholata; él es el principal impulsor electoral de Morena. Eso es un DELITO y lo viene haciendo desde hace ya más de cinco años.
Quien exigió al oficialismo —siendo oposición— que el presidente no se metiera en cuestiones comiciales y partidistas, que las elecciones fueran procesos limpios y que se castigara a quienes no cumplieran, ahora es el primero en entrometerse, el que más pugna por sembrar dudas respecto al proceso y el que hace caso omiso a lo ordenado por el INE.
Lo hace a propósito y para provocar se desconozcan los resultados electorales, incluso a los propios morenistas victoriosos y para asirse al poder. No me cansaré de decirlo: AMLO sigue el libreto de los autócratas del orbe. Ha estado en plan de ‘cuerpo contra cuerpo’, de construir una ‘elección del referéndum’; prolongar su mandato “porque así lo clama el pueblo”. Es la razón por la que ha permitido el zafarrancho que se vive mismo dentro de Morena.
El descaro es tal que hasta se burla del Instituto Nacional Electoral. Sus seguidores y medios propagandistas sugieren que el órgano lo deje de amonestar: “¿para qué le hacen al cuento?”, dicen, “si ya ven cómo es”. Como si hacer cumplir la ley fuese opcional…
Y así, el INE ya le ordenó en reiteradas ocasiones no hablar ni de las elecciones federales ni de las locales de este año. Los comentarios del mandatario vulneran los principios de neutralidad e imparcialidad.
Pero López Obrador ni los ve ni los oye, y continúa lanzando sus invectivas en las mañaneras.
Eso sí, mientras Liz Vilchis pide al Instituto investigar los dichos de Jorge Castañeda, guarda silencio sobre la incontable cantidad de ocasiones en que López Obrador ha lanzado lodo, vertido falsedades, bufas y burlas sobre los candidatos de oposición. ¿No debiera ser el primer personaje al que se le debe investigar? No es difícil, está todo grabado.
Mario Delgado tiene la desfachatez de anunciar que presentará una queja formal a los directivos de redes sociales por la “guerra sucia” contra Sheinbaum. ¿En serio? ¿Mientras sus propios correligionarios venden candidaturas y pagan ejércitos de bots, entre otras linduras?
Por supuesto que, para ello, López Obrador sigue siendo la ‘víctima eterna’. Se queja de los hashtags que lo nombran; se queja de que padres de normalistas entraron a Palacio Nacional (qué raro, el recinto desde hace años está blindado contra marchas y ataques, mas ellos pudieron pasar). Y lo principal y el colmo de la desfachatez: decir que “es evidente que la oposición magnifica lo relacionado con el tema de la violencia, haciendo más grande lo que sucede con propósitos politiqueros”.
Todo mal de este país, TODO, sin excepción, nace de la impunidad. E impunidad es lo que hay ante las violaciones sistemáticas que ha hecho López Obrador a la ley electoral.
Por ello el INE no puede cejar en denunciar esos ilegales actos y pronunciamientos, así sea lo único que haga. Debe quedar claro qué se le dijo y que cada victoria del oficialismo será ilegítima. Cada una.
El ‘plan C’: coger / comerse /corromper las elecciones; ¿elecciones descarriladas? ¡Qué mejor!
Guarden esta columna: el hombre hace todo lo posible, ilegal en su mayoría, para eternizar su proyecto. Y si, en dado caso, ello llegara a requerir desconocer a la mismísima Claudia, que así sea.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ