Malos Modos

No le digan #NarcoPresidente

No hay pruebas en ese sentido contra el hoy Presidente y líder eterno del movimiento en el poder

No le digan #NarcoPresidente
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Lo le digan #NarcoPresidente. No hay evidencias de que el titular del Ejecutivo supiera de los presuntos dineros llegados de manos del crimen organizado al morenismo. Al Movimiento. A la Cuarta Transformación. Como le quieran llamar. 

No, al menos, desde 2006, el año en que no hubo más fraude que el fraude del fraude, ese intento de golpe de Estado en nombre del pueblo con bloqueo de Reforma y toda la cosa. Los ya varios reportajes en esa dirección parten, justamente, de la premisa de que no hay pruebas en ese sentido contra el hoy Presidente y líder eterno del movimiento hoy en el poder. 

Es cierto que las investigaciones de las agencias gringas se detuvieron antes de llegar a conclusiones categóricas, por mucho que esas investigaciones se hayan detenido más por consideraciones políticas que por razones policiacas, pero el hecho contundente es que no hay pruebas contra el Gran Jefe, y con eso debemos quedarnos.

En cambio, de lo que sí se multiplican las evidencias es de que en el movimiento dirigido por el referido Presidente hay un cochinero como nunca se había visto. Ya habíamos visto señales más que inquietantes con José Luis Abarca, el personaje infame del caso Ayotzinapa. ¿Se acuerdan? El de las fotos raras con el Gran Tlatoani. 

Y luego pues ya se vino el diluvio, desde las investigaciones de la DEA en el mismísimo entorno del Presidente, hasta la evidencia de que las organizaciones criminales intervinieron en las elecciones intermedias en favor del morenismo en varios estados, hasta los testimonios de aquel presunto líder del narco que difundió Latinus, hasta las últimas revelaciones, cortesía de Héctor de Mauleón, sobre carretonadas de cash y gobernadores metidos en el ajo, en boca de ex militantes. 

Así  que, por respeto al rigor periodístico, por no lanzar acusaciones de manera injusta, por no envenenar todavía más la discusión pública y por honrar la presunción de inocencia, es importante que todos, ya, empecemos a usar otro tipo de etiquetas. 

De hashtags. No sé: #NarcoMovimiento. O #NarcoEntorno. O #NarcoProgresismo. O, con más acuciosidad, #NarcoChairismo. Con un poco de mala suerte, vamos a poder hablar también de #NarcoElecciones, con eso de que están asesinando a cantidades atroces de candidatos a escala municipal. Incluso, de #NarcoPlanB. 

Desde luego, tenemos también casos de #NarcoGarnachas, por la proliferación de fotos y videos en taquizas de los más fraternales con los gángsteres. 

En fin, manden ustedes sus propuestas. De todas maneras, la verdad, no creo que, de fondo, le molesten al Presidente. 

Porque hay otra cosa que sí sabemos de cierto, y es que los delincuentes –vean los piropos, los muchas gracias, los también son pueblo, los no vamos a reprimir, los yo decidí liberarlo– le caen mucho, pero mucho mejor que ustedes y que yo. 

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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