¿A quién no le ha pasado que conoce a alguien, se hace una idea de esa persona y, luego, al platicar con ella, cambia por completo de opinión? Escuchar, ver, tener un juicio más certero y ejercer un voto informado es la intención de los debates entre candidatas y candidatos.
La participación de las y los aspirantes en estos foros, sirve para que los votantes conozcamos su trayectoria; resultados; qué tan informados están; sus propuestas y, aún más relevante, veamos sus reacciones; cómo se desenvuelven en público y los ataques que hacen a sus adversarios. Una democracia sana necesita de dichos encuentros.
Sin embargo, su presencia a nivel mundial y en nuestro país es relativamente reciente, además de que no es requisito para todos los cargos de gobierno. 1960 fue el año en que se celebró el primer debate presidencial televisado de la historia entre Kennedy y Nixon. 34 años después, en 1994, se realizó el primero en México entre Ernesto Zedillo, Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández de Cevallos. Desde entonces, en nuestro país ha sido una práctica sucesiva de cada sexenio.
Para la contienda actual, se tienen contemplados tres debates entre las candidatas y el candidato al ejecutivo. Uno opcional (7 de abril) y dos obligatorios (28 de abril y 19 de mayo).
Por su parte, para el resto de las posiciones en gobierno, el Consejo General Electoral pide tanto a los consejos locales como distritales incentivar la realización de dichos encuentros. Esto es: son únicamente opcionales.
En el caso de diputaciones federales y senadurías, una vez aprobados sus registros, el Instituto Nacional Electoral hace la invitación oficial a los partidos para que sus contendientes tomen parte en conversatorios públicos. Respecto a las gubernaturas, cada estado define a partir de sus legislaciones particulares la cantidad de debates que realizarán: para este año van de uno y hasta cuatro. Por ejemplo, en Jalisco, la participación de los candidatos no es obligatoria, pero el Instituto debe realizarlos.
Cabe resaltar que la difusión de los debates es igual de relevante que su realización. De ahí que las redes sociales institucionales le dan promoción, mientras que los consejos locales y distritales gestionan su transmisión en medios locales.
Escuchar a quienes aparecerán en las boletas electorales por más tiempo de lo que dura su spot promocional, para bien o para mal, influye en la opinión que tenemos de ellos.
Por eso, la realización de debates para las diferentes posiciones de elección popular, al igual que la participación de todos sus contendientes y la transmisión en televisión abierta de los mismos, debe ser un requisito, no una opción. En nuestro país hay cada vez mayor presencia del voto diferenciado y, quien sabe, a la mejor tener debates obligatorios ayudará a ejercer un voto más razonado.
POR MARLENE MIZRAHI
COLABORADORA
@MARLENEMIZRAHI
MAAZ