El 20 de enero de 2017 el día amaneció risueño para Roberto, un administrador de condominios avecindado en Playa del Carmen, Quintana Roo. Acababa de reconciliarse con su esposa, después de meses de separación por desavenencias, y se preparaba para iniciar un viaje a Mérida, junto con su mujer y su hijo de 10 años.
Estaba en su casa del fraccionamiento La Joya en Playa del Carmen, cuando irrumpió ahí el perro de sus vecinos, rompió algún objeto y causó, naturalmente, el disgusto de Roberto, quien le reclamó a su vecina por no cuidar a su mascota. Hasta aquí, aquello no pasaba de ser una discusión entre vecinos que pudo zanjarse con una disculpa y el pago de los estropicios del can.
Lo que ocurrió, sin embargo, fue la pavimentación del camino a un infierno de dolor, incapacitación, depresión y de una larga lucha por la justicia.
A la discusión inicial se sumó el furioso marido de la vecina, quien golpeó fuertemente a Roberto (hay versiones de que le propinó una descarga de arma eléctrica y lo inmovilizó). Roberto cayó al suelo y los vecinos, ambos, lo golpearon rudamente con puños y pies, ante la desesperación de su pequeño hijo que miraba la agresión entre el azoro y la impotencia.
Resultado: a consecuencia de la golpiza, Roberto González Cabrera, entonces de 41 años, sufrió daños irreversibles en las vértebras cervicales y la médula espinal.
Quedó cuadripléjico de por vida, está atado a una silla de ruedas con múltiples dolencias, necesita numerosos medicamentos y ayuda para todo, incluso para atender sus necesidades básicas.
Su esposa Rosalía Pérez Andrade lo asistió en los primeros años, expuso mediáticamente el drama de su marido, pero el apoyo inicial degeneró en malos tratos y en tener incomunicado al enfermo, quien finalmente fue rescatado por sus padres y hermanos. Llegó el divorcio y, pensando en el bienestar de su hijo, Roberto decidió cederle a su ex pareja todos sus bienes.
¿Y los agresores? Rodrigo Galán Gutiérrez y María Fernanda Salcedo Medrano no han indemnizado a Roberto y tampoco han pisado la cárcel.
¿Y las autoridades? La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo consignó el caso al Poder Judicial, pero cometió un grave error: perdió el video de los hechos de enero de 2017, si bien este fue difundido profusamente en redes sociales.
El Poder Judicial ha sido negligente y hiede a corrupción. Han pasado siete años y no ha resuelto el caso, a pesar de la gravedad de éste y de que la falta de indemnización incide en la vida de la víctima. En cambio, en una clara táctica dilatoria, los agresores de Roberto han interpuesto 18 amparos y logrado una y otra vez aplazar el proceso.
La más reciente dilación ocurrió el pasado 26 de febrero, cuando inesperadamente la audiencia para entrar a la última fase del juicio fue postergada para agosto (o después) por el juez Gualterio Geraldo Díaz, a moción de los abogados de Galán y Salcedo que el juez aceptó, a pesar de que fue presentada extemporáneamente.
Plus online: “Muchas veces quise suicidarme”.
Roberto González Cabrera está dando la batalla desde su cuadriplejia, obviamente en condiciones de severa desigualdad, superando períodos de depresión y condiciones económicas muy difíciles. Lleva siete años en medio de penurias de todo tipo, incluido el no poder hablar durante tres años porque fue sometido a una traqueotomía.
A Guadalupe Correa-Cabrera, profesora-investigadora de Política y Gobierno, le dio estos dramáticos testimonios publicados en el portal SinEmbargo:
- No poder hacer nada, ni poder moverte, ni poder hablar, a veces ni respirar adecuadamente, es algo muy desesperante. Muchas veces quise suicidarme, pero no podía hacer ni eso, pues no podía mover mis manos… Ni siquiera suicidarme era una opción viable. Pero poco a poco fui valorando mi vida, gracias al cariño de mis padres, de mis hermanos, de mi amada Verónica (su amor platónico), de mis amigos y de otras personas maravillosas. Mi madre fue crucial en el proceso de recuperación; lamentablemente ella falleció el año pasado…
- Me avergüenza pedir dinero a mis hermanos y más a mi papá que casi tiene 80 años… A lo mejor me haría sentirme tranquilo saber que mis agresores están en la cárcel. No lo sé, pero quiero que se haga justicia… No puedo trabajar, no puedo hacer ejercicio, no puedo comer o hacer mis necesidades yo solo; soy como un bebé. (https://www.sinembargo.mx/22-01-2024/4457544)
El gobierno de la morenista Mara Lezama ha permanecido al margen de este dramático caso, evidentemente porque el asunto ocurrido en el sexenio anterior es de competencia del Poder Judicial, pero sus buenos oficios, sin afectar la división de poderes, podrían ser de utilidad para la víctima y para la justicia.
POR EDUARDO R. HUCHIM
COLABORADOR
@EDUARDORHUCHIM
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