El golpe de Estado técnico ha sido implementado como un protocolo que busca desestabilizar a un gobierno a través del uso de campañas de propaganda para hacer masivas noticias falsas, como sucede actualmente en México.
El uso de estas estrategias forma parte de una agenda que desde principios de los años 50 se utilizó en Oriente Medio, particularmente en Irán, para derrocar al primer ministro elegido democráticamente, Mohammad Mosaddegh.
La agencia de inteligencia estadounidense, basándose en las teorías de Gene Sharp, politólogo a quien se le atribuye la autoría del concepto de “Golpe de Estado Blando”, es quien inspira en varios países del mundo, particularmente latinoamericanos y asiáticos.
La implementación de estas campañas negras se da principalmente en contra de gobiernos democráticos, contrarios a los intereses internacionales y agendas de derecha.
Traer a conferencistas extranjeros, españoles, estadounidenses, notas internacionales, publicadas en periódicos y medios de comunicación donde existen sentimientos malinchistas arraigados en ciertos sectores de la sociedad mexicana, pueden llegar a tener cierto éxito, pero el círculo es pequeño, quienes todavía profesan la adoración a los espejitos y a la agenda entreguista y apátrida, ven en esa coyuntura un éxito publicitario.
Sin embargo, en el caso de México, el grueso del electorado, a casi dos meses de la elección, muestra una tendencia clara, de preferencia en favor de la doctora Claudia Sheinbaum.
La ex jefa de Gobierno, doctora en Ingeniería Ambiental, quien viene de una familia de científicos universitarios muy reconocidos a nivel mundial, académicos connotados que otorgan un enorme blindaje social y suman a nuevos electores identificados con la academia y la intelectualidad que no se tenían en el 2018, ni se tuvieron en el 2021.
La intención a toda costa de ganar popularidad utilizando estos métodos, de denostación, calumnia, difamación e infodemia, no han logrado mermar un solo punto porcentual a quien lleva hoy más de 30 puntos de ventaja.
El golpe de Estado técnico o blando está identificando claramente a los medios de información y sus francotiradores en una coordinación muy evidente, donde la opinión pública, muy politizada ahora, sabe interpretar los motivos de los feroces ataques, donde la mesura, la verdad, el rigor periodístico y la contundencia de datos duros, son elementos completamente ausentes en esta guerra por el poder.
Conforme se acerque más la elección, el grado de violencia política que se está sembrando desde la redes sociales, plataformas amarillistas de muy poco prestigio, publicistas, y locutores que cobran en miles de dólares, son parapetos utilizados por la oposición en una guerra de pastelazos que desafortunadamente, ante la desesperación de la derrota, puede escalar de manera irreparable. Por ello, se debe llamar a la cordura y a la participación de la opinión pública para detener la escalada que ya se vive de manera infructuosa.
La cobardía en el uso de redes sociales y medios de comunicación para la imputación de hechos falsos, está sacando lo peor de los métodos de control masivo de la información. Una campaña nazi contra la democracia, como otra teoría conspirativa de desinformación hecha por Joseph Goebbels.
POR RICARDO PERALTA
COLABORADOR
@RICAR_PERALTA
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