La semana pasada participé en el Seminario “Economía Fraternal del Desarrollo Integral y Sostenible”, organizado conjuntamente por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés), que tuvo lugar en el Vaticano, al que asistieron un selecto grupo de expertos, académicos, diplomáticos, altos funcionarios de la ONU, y los principales directivos de la Academia.
El propósito fundamental del Seminario era dialogar sobre propuestas para enriquecer el texto final del “Pacto del Futuro”, actualmente en negociación entre los 193 estados miembros de las Naciones Unidas, que se espera sea aprobado por la “Cumbre del Futuro”, que tendrá lugar en Nueva York el 23 y 24 de septiembre próximo.
El objetivo fundamental de la Cumbre es tratar de mejorar la gobernanza internacional para enfrentar los grandes retos globales actuales, y los que ya se vislumbran para el futuro, a través de un multilateralismo más eficaz.
Se trata de que en la Cumbre los líderes mundiales reafirmen su compromiso con los principios y propósitos de la Carta de la ONU y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para, de esa manera, promover un mundo que influya más positivamente en la vida diaria de las personas.
Se espera que la Cumbre apruebe “Un Pacto para el Futuro”, con respuestas claras sobre sus cinco temas centrales: 1. Cómo reforzar la implementación de los ODS y su financiación; 2. Cómo fortalecer la paz y la seguridad internacionales; 3. Cómo asegurar que la ciencia, la tecnología, la innovación y la cooperación digital se utilicen para el beneficio de toda la humanidad; 4. Cómo incluir a la juventud y a las generaciones futuras en la toma de decisiones; y, 5. Cómo impulsar las transformaciones que resultan necesarias mejorar la gobernanza global.
El Seminario en el Vaticano tuvo como punto de partida tesis del Papa Francesco contenidas en algunas de sus encíclicas más importantes de los últimos años, como “Laudato Si” (mayo 2015), “Fratelli Tutti” (octubre 2020) y “Laudate Deum” (octubre 2023), en las que el Sumo Pontífice ha subrayado la necesidad de instaurar “un nuevo multilateralismo”, con instituciones globales más fuertes para promover la paz, la cooperación y el desarrollo sostenible. Por ejemplo, en Fratelli Tutti Francesco se refiere a la necesidad de contar con instituciones globales más efectivas, que tengan el poder de proveer el “bien común global”, la eliminación del hambre y la pobreza, y la defensa segura de los derechos humanos.
Por su parte, en “Laudato Sí”, el Papa enfatizó que:
“La interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común. Pero la misma inteligencia que se utilizó para un enorme desarrollo tecnológico no logra encontrar formas eficientes de gestión internacional en orden a resolver las graves dificultades ambientales y sociales.
Para afrontar los problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países aislados, es indispensable un consenso mundial que lleve, por ejemplo, a programar una agricultura sostenible y diversificada, a desarrollar formas renovables y poco contaminantes de energía, a fomentar una mayor eficiencia energética, a promover una gestión más adecuada de los recursos forestales y marinos, a asegurar a todos el acceso al agua potable.”
En Laudato Deum, el Papa reitera la necesidad de un nuevo multilateralismo porque advierte que el mundo es cada vez más complejo y multipolar, y esa situación exige: “un marco diferente de cooperación efectiva…(para) dar respuesta a los nuevos desafíos…ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común…Todo esto supone generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones, porque el establecido varias décadas atrás no es suficiente ni parece eficaz…se requieren espacios de conversación, de consulta, de arbitraje, de resolución de conflictos y de supervisión, y en definitiva una suerte de mayor “democratización” en el ámbito global para que se expresen e incorporen las variadas situaciones. Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos.”
Es esperanzador que, en un ambiente internacional de creciente desconfianza, polarización, guerras y conflictos violentos, se alce la voz serena del Papa para pedir “un proyecto común para un solo mundo”. Ese proyecto requiere reformar y fortalecer a la ONU para que pueda promover con mayor eficacia el bien común.
El Seminario en el Vaticano concluyó con la necesidad de promover la reforma de la ONU, subrayando que la humanidad es una sola, que hay que promover la paz, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el fin de la pobreza, a través de la solidaridad y un multilateralismo más afectivo.
Pero la reforma de la ONU requiere conformar una coalición de estados dispuestos a impulsarla (una “Coalition of the willing”). De esta coalición me ocuparé en una entrega futura.
*MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR EN EL TEC
DE MONTERREY
@miguelrcabanas
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