Superados han quedado aquellos señalamientos de principios de sexenio donde se decía en diversos medios y opiniones que nos convertiríamos en Venezuela en lo político y económico; hoy han sido vapuleados aquellos análisis sin sustento que nos destinaban al fracaso.
Para los agoreros de la ruina va un recuento de los principales fundamentos económicos de nuestro país, señalando antes, una regla de oro de cualquier evaluación: ésta solo es posible a través del tiempo, es decir, requerimos que una etapa, un ciclo o una administración termine y sea basada en indicadores y datos duros, que nos permita contar con un análisis desprovistos de pasiones, a fin de evaluar si se hicieron bien las cosas o no. Punto.
Aclarado lo anterior, es relevante observar algunas de las principales variables económicas de nuestro país para saber si ya estamos venezolanizados (descuente usted que pasamos por un freno de la economía mundial dado el efecto de la lamentable pandemia, que fue como pasar de la velocidad de un auto de 100 a 0 kilómetros por hora en poco tiempo y espacio. Esto generó una crisis económica de altas proporciones y muchas críticas).
Volvamos a los números. En 2023 el PIB creció de manera anual en 3.2%, la inflación cerró en 4.66% (solo por no dejar pasar el dato, en septiembre de 2022 estábamos en 8.70%), la Inversión Extranjera Directa fue de 36 mil 58 millones de dólares (27% superior al 2022), lo que no resulta una casualidad, sino que refleja la confianza de los capitales en nuestro país, por supuesto que hay que mencionar el fenómeno del nearshoring que tiene efectos en la reducción de costos para las empresas, se tuvo una tasa de desocupación del 2.6% para el cierre del año pasado, la más baja desde que se iniciaron los registros en el INEGI para un cierre de año.
El tipo de cambio promedio en el año osciló los 17 pesos en promedio durante todo el año (esto es positivo para quienes apostaban que tendríamos altas tasas de depreciación), el consumo interno presentó un avance, tan solo de enero a noviembre del año pasado del 4.3%, entre las principales variables macroeconómicas de nuestro país.
En una evaluación responsable los fundamentos de la economía mexicana cierran esta administración de manera sólida (impensable para algunos pronósticos), envían señales correctas a los mercados, a los consumidores, a los productores, a los socios comerciales, a las empresas transnacionales, a los jugadores de la economía nacional y mundial.
Esto, no puede ser resultado de la casualidad, es sencillamente reflejo de la capacidad que se tiene en el manejo de la economía mexicana y que visto desde otro ángulo fortalece la capacidad económica de la economía interna o, dicho de otro modo, de la gente real, de cada una de nuestras familias, lo cual se ha sido un objetivo permanente de la presente administración y que se está cumpliendo, muy a pesar de los pronósticos que decían que nuestra economía estaría en terapia intensiva.
POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA
EEZ