El siglo XXI es el siglo de las redes sociales y de la inteligencia artificial. En tan solo dos décadas desplazaron a los diarios impresos y a la radio; así como, compiten con la TV como medios de comunicación. Internet y sus múltiples plataformas son los medios de mayor penetración, manipulación y control en las sociedades. En México, las personas entre 18 y 35 años tienen en promedio 4 redes sociales activas, a las cuales les dedican entre dos y cuatro horas al día.
¿Benditas o malditas redes sociales? Benditas como medios de vinculación, difusión y organización social, para el entretenimiento, la ciencia, el arte o la cultura; malditas cuando son las herramientas para la manipulación, desinformación, odio, guerra y delitos como tráfico de armas, narcotráfico, trata de personas o estafas.
En este periodo de intercampaña, ante la imposibilidad de hacer actos masivos o propaganda, la contienda electoral siguió en las redes sociales. Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y Morena han desplegado sus acciones en torno al paquete de reformas constitucionales del 5 de febrero y en los resultados de las encuestas que presentan una ventaja considerable de su candidata.
La oposición sigue al pie de la letra los manuales de campaña norteamericanos en los cuales se aconseja que, si tu candidato no gana votos, tu meta es quitárselos a tu adversario, ¿cómo…?
Como sea. Se puede mentir, manipular, difamar, sembrar miedo o terror. No es una teoría de conspiración, sino una estrategia que la derecha ha puesto en práctica en varias naciones, como ocurrió en Inglaterra en el Brexit; en Estados Unidos en el triunfo de Donald Trump, que derivó en el escándalo de Cambridge Analytic y las sanciones a FaceBook. La misma estrategia, hasta con los mimos mensajes, la derecha la ha utilizado en Brasil, Bolivia, Chile y por supuesto, en Argentina.
En México, en los dos meses que van del año, la derecha, cuya cara visible son Xóchitl Gálvez y los dirigentes del PAN, PRI y PRD, han desplegado por lo menos cuatro líneas de ataque.
La primera, para catalogar al gobierno de López Obrador como una dictadura; la segunda, para acusar a los hijos del presidente de traficantes de influencias; la tercera, para generar la percepción de que la inseguridad ha rebasado al gobierno, y la cuarta, para vincular al presidente con cárteles del narcotráfico.
Esta última es la más intensa, por los artículos publicados en el extranjero y por la agresiva campaña desatada en redes sociales. Más de 150 millones de mensajes con el mismo contenido, incluso con los mismos errores y cuentas de origen, lo cual ha sido documentado por especialistas como Julián Macías Tovar.
Ante las áreas grises de la ley, la respuesta no es la censura sino la información para neutralizar esta forma de manipulación. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ