A usted, caro lector, ¿le condonan sus impuestos? O si llega con el gobierno y le enseña que le debe a medio mundo, en un acto de bondad republicana, ¿este le perdona sus deudas y además le presta dinero a fondo perdido? Obviamente, no.
Pues bien, eso es exactamente lo que acaba de hacer el régimen obradorista con Pemex. A sabiendas de que es una empresa quebrada, apenas hace un par de días nos dio a conocer que le condonó los impuestos que debía.
La soberanía energética no pudo resistir ni siquiera el discurso morenista. En el transcurso de este sexenio, la administración pública le ha dado más de un billón de pesos de nuestros impuestos en subsidios. Pemex no ha generado si no pérdidas y lleva al país a la debacle (por cierto, hoy produce menos petróleo que hace cinco años).
A un paso de ser declarado “bonos basura”, Pemex no resultó ser la cornucopia tantas veces prometida por Andrés Manuel y sus allegados (Moody’s le rebajó a Petróleos Mexicanos dos niveles en la calificación; está en lo que se conoce como “terreno basura”, esto es, sus bonos están a punto de no valer nada, lo que le imposibilitaría obtener créditos). Con este mandatario, nunca nos tocó ‘administrar la riqueza’ y, lo que es peor, ante la pésima gestión de la compañía —con una deuda mayor a sus activos—, hoy el Pemex de la 4t está sepultando a México.
El gobierno federal, al condonarle 87 mil millones de pesos, optó también por reducirle el gasto en un 45% a la Secretaría de Salud. No en balde, mismo con la farmaciotota, continúa la escasez de medicamentos… López Obrador prometió que seríamos autosuficientes en energía al finalizar su sexenio.
Eso no se cumplirá. Entre otras razones porque este gobierno se empeña en considerar al pasado como presente y al pasado remoto como futuro. Este último no girará en torno a las energías fósiles, y ciertamente no bajo un esquema donde no se permite la entrada de capitales privados. La estrategia que sigue este gobierno se traduce en la quema de presupuestos. Que Pemex requiera dinero no se solucionará con hacerle transferencias y perdonarle su pago de impuestos.
La empresa requiere una reestructuración a fondo, lo que incluye invertir de manera urgente en el mantenimiento de infraestructura. Resulta vital terminar con el huachicol (de acuerdo a cifras del propio Pemex, la empresa pierde 18.17 millones de pesos al día producto de este ilícito). Y no me refiero al que ya se terminó de acuerdo a la saliva de los otros datos, sino al que está generando una sangría de en serio. Difícil pensar que eso no suceda si, como la información que se va filtrando en los medios lo indica, los propios allegados al régimen son los que se están beneficiando de este derrame.
La empresa está quebrada, no tiene efectivo ni para pagar las cuentas a sus proveedores y las demandas en contra de Pemex representan por sí solas otro frente importante a solventar.
Es momento de decidir si queremos que Pemex termine de hundir al país o si se retorna a una reforma energética, parecida a la que el gobierno de Enrique Peña Nieto impulsó en su momento.
Pemex está quebrado y, más allá del presidente AMLO, los siguientes responsables directos, Rocío Nahle y Octavio Romero, son recompensados por su estulticia; ella como candidata al gobierno de Veracruz y él en espera de una senaduría.
En nosotros está premiarlos o castigarlos. En nuestro voto este 2 de junio se decide si Pemex terminará por sepultar a México.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ