1918 es un año muy especial para las aduanas mexicanas y el comercio exterior del país porque es el año en que la figura del Agente Aduanal nace a la vida jurídica mediante un decreto del Presidente Venustiano Carranza, con el cual pretende terminar con el dominio extranjero del despacho aduanero que se daba en nuestro país. Eran las empresas de transporte internacionales, principalmente españolas e inglesas, las que despachaban la mercancía en las aduanas y cobraban los impuestos.
Carranza sabía que para estabilizar y fortalecer al país después de 8 años de una cruenta lucha armada que había devastado a México desde la expulsión de Porfirio Díaz, era haciéndose de recursos a través del cobro de impuestos en las aduanas. Tenía claro que los intereses nacionales solo los defenderían los propios mexicanos, por lo que decretó que, a partir de ese momento, los Agentes Aduanales tenían que ser mexicanos y deberían velar por los intereses del Estado, tal como lo seguimos haciendo hoy día.
¿Pero qué pasaba en el mundo en esos años, cómo tomaron los países extranjeros esas decisiones del Presidente Carranza que en gran medida se desprendían de la Constitución de 1917 que él había impulsado como jefe del Ejército Constitucionalista?
1918 por un lado marca el fin de la Primera Guerra Mundial, que terminó con la vida de 22 millones de personas, el 1% de la población total del mundo en ese momento. Obviamente las consecuencias de la guerra continuarán al mundo durante los siguientes años, situación que benefició a la política de Carranza como veremos a continuación. Pero, por otro lado, 1918 también es un año fatídico por la pandemia de la gripe española que dejaría entre casi 100 millones de muertos en el mundo, muchas más muertes que las que dejó la gran guerra entre naciones. En México, se calcula que fallecieron entre 300 mil y 500 mil personas, y que por supuesto puso a prueba la naciente política sanitaria derivada de la Constitución del 17.
Los gobiernos extranjeros de la época, como lo señala María Eugenia López de Roux del Colegio de México, opinaban que el general Venustiano Carranza era el jefe del grupo revolucionario más poderoso, y el que merecía el apoyo exterior para que lograra su consolidación definitiva en el poder. Situación que favorecía a los intereses sobre todo de Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia.
Hay que decir que la Constitución del 17 fue promulgada antes de que el gobierno de Carranza hubiera sido reconocido por algún otro gobierno del mundo. “En principio, la promulgación de la nueva Constitución hubiera bastado para que tal reconocimiento fuera negado por los países a cuyos nacionales afectaban los preceptos de dicha ley fundamental. Sin embargo, sabemos que tal cosa no sucedió y que unos cuantos meses fueron suficientes para lograr el reconocimiento de la mayoría”.
Esto debido a la suerte que tuvo de que los acontecimientos mundiales, principalmente la Primera Gran Guerra, tuvieran un impacto brutal en las relaciones internacionales de la época y que por supuesto fueron determinantes en el reconocimiento de Venustiano Carranza como Presidente legítimo de México. “Los gobiernos extranjeros afectados por la aplicación de la Constitución mexicana aplazaron la solución de los problemas derivados de ella. La gravedad de las cuestiones internacionales imponía al gobierno norteamericano un arreglo apresurado de los asuntos fundamentales que tenía pendientes con México”.
Así, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, la mayoría de los países extranjeros otorgaron su reconocimiento al gobierno de Carranza.
No obstante, la serie de contradicciones que presenta la política exterior norteamericana hacia México en 1918, queda de manifiesto en varios hechos. “El presidente Wilson trató, evidentemente, de atenuar los aspectos ofensivos de la diplomacia norteamericana hacia el vecino del sur. Pero, es evidente también que no pudo controlar la labor cotidiana del Departamento de Estado”.
El 6 de enero pronunció un discurso en pro de la libertad humana y aclaró que, en cuanto de su influencia dependiese, nadie intervendría en los asuntos mexicanos. “Preguntó si acaso suponía que el pueblo norteamericano podría dar más importancia a un monto pequeño de beneficios materiales y de ventajas a los tenedores de intereses en México, que a las libertades y a la felicidad del pueblo mexicano. Era imposible negar a México el derecho de arreglar sus asuntos internos sólo porque era un país débil mientras las naciones europeas se arrogaban tal derecho”.
Pero al mismo tiempo, el Departamento de Estado afirmaba que los Estados Unidos no deseaban concluir un acuerdo político y ni comercial que no incluyese el reconocimiento de los derechos de los propietarios mexicanos en los Estados Unidos y el de los propietarios norteamericanos en México, sobre todo por las observaciones sobre aspectos legales de un decreto del 19 de febrero que establecía un impuesto sobre tierras petroleras.
Sin embargo, la presión ejercida sobre el gobierno carrancista a través de las restricciones comerciales impuestas en las listas negras fue infructuosa, pues a pesar de esto, el comercio de México había experimentado un importante crecimiento: de los $164 millones 470 mil 035.47 a que ascendieron las importaciones, 141 millones provenían de los Estados Unidos y de los $367 millones 305 mil 451.46 de las exportaciones mexicanas, $350 millones fueron destinados a ese país. En esa forma mostró el aumento del intercambio comercial entre los dos países y el decrecimiento del intercambio con Europa.
“La habilidad negociadora de Carranza logró explotó las contradicciones internas de la política norteamericana —representadas en este caso por la posición personal de Wilson y por la práctica cotidiana del Departamento de Estado—, y los obligó a concretar los deseos amistosos del presidente Wilson; en la realidad, ellas hicieron que el pueblo mexicano se viera favorecido por el intercambio”.
Así, el año de 1918 fue complicado para el Presidente Carranza y para México, pero en materia comercial vemos que no solo fue el año en el que nace jurídicamente la figura del Agente Aduanal, sino que es el momento en el que nuestro comercio exterior comenzó a inclinarse hacia nuestro vecino del norte.
POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@IGNAQUIZ
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