Mientras que la región está en espera de los inminentes anuncios y decisiones en el Consejo de Naciones Unidas ante las posibles acciones internacionales de apoyo a la gobernabilidad en Haití, Panamá ha llamado la atención sobre otros dos problemas estratégicos.
La Autoridad del Canal de Panamá ha tenido que tomar la decisión de limitar sus operaciones, debido a las persistentes bajas del nivel del agua por la sequía que se está presentando desde mayo en la ruta. Incluso, las compañías navieras ya comenzaron a generar recargos a sus servicios por el impacto que argumentan está relacionado con las restricciones de calado por el establecimiento de límites de profundidad a la navegación oceánica en la zona.
En el mismo periodo, tanto el gobierno panameño como las Naciones Unidas, están llamando la atención por el aumento de migrantes en la región del Darién, en el istmo centroamericano, venezolanos y haitianos en su mayoría, más que colombianos, ecuatorianos y migrantes de otros continentes, les siguen en número. En siete meses, la cantidad de personas que ha cruzado desde el Sur latinoamericano por esa peligrosa región selvática.
La subdirectora de Migración Panamá, María Isabel Saravia, informó a finales de julio de este año, que la cifra de 248,901 cruces por el Parque Nacional del Darién tuvo una significativa alza en 2023, con respecto al año anterior.
Por su parte, las autoridades mexicanas han reportado un aumento en el promedio mensual de solicitudes de refugio provenientes de América del Sur. De Ecuador, que celebra elecciones presidenciales y cuando se votarán consultas específicas por la población en 66 por ciento, el próximo 20 de agosto y de Brasil en 38 por ciento.
El agravamiento de ambas situaciones, la del agua en el Canal de Panamá y la del aumento creciente de la migración irregular interamericana se suma a un momento de tensiones políticas y sociales regionales, a pesar de los esfuerzos actuales para atenderlos y responder a sus impactos negativos.
La concentración de la atención está siendo puntual en cada caso, pero es claro que se trata de una situación compleja en la que las condiciones socioeconómicas que alcanza dimensiones más allá de la región meso caribeña y latinoamericana.
Lo mismo con respecto a las características de la atención que se otorgue en el momento en que se definirá si el Consejo de Seguridad de la ONU y la Asamblea General de Naciones Unidas sobre si se establecerá la fuerza internacional de apoyo solicitada por el gobierno haitiano. Por el momento, se ha conocido que se ha previsto que el liderazgo lo pueda tener Kenia en una fuerza de la ONU con la participación de países como Jamaica y otros que contribuirían con apoyo técnico y asesoría y no con efectivos policiales.
POR GUADALUPE GONZÁLEZ CHÁVEZ
@GuadalupeGonzCh
Catedrática universitaria
MAAZ