El cambio más notorio en las formas mencionadas es el acceso a las plataformas de social media y, con ello, el altavoz que tenemos a diario; los medios ya no son unilaterales y, por lo tanto, la construcción de acuerdos es cada vez más compleja… Hoy en día, todos podemos informarnos de múltiples fuentes y medios, pero también, todos podemos volvernos “opinólogos”. De un día para otro pasamos de ser nutriólogos a expertos en Taylor Swift o grandísimos conocedores en materia de Salud Pública.
En el papel, esto no parece ser negativo ¿cierto? De hecho, todo lo contrario, la libertad de expresión ha sido beneficiada a través de estas plataformas, sin embargo -y para no adelantarme- la realidad es que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y nuestra voz en las redes sociales debe tratarse como un grandísimo poder.
En mi opinión, les platico cómo esto está conectado a las elecciones del 24 en esta ruleta rusa.
Primero.
Las “corcholatas” de Morena y los aspirantes del Frente hoy tienen un reto al comunicar sus visiones de México, ya que, en las plataformas nos estamos volviendo analistas de corta memoria y con el criterio limitado al qué tanto podemos pertenecer o no, si defendemos, opinamos o atacamos a algún actor público por sus posturas. Es decir, nos hemos vuelto unos opinólogos conductistas, que no solo esperan la reacción y aprobación de algunos cuantos, sino construyen sus posturas con este mismo sesgo, lo cual, de manera contraintuitiva, genera una polarización marcada… Sí, en vez de tener una serie de opiniones distintas, tenemos una serie de opinólogos acopiados en dos grandes grupos confrontados en “sus” visiones del país. Traspapela esto a una comida familiar, en vez de una acalorada discusión en Twitter y -¡listo!- tenemos una descripción clarísima de ambos grupos de expertos en política, religión y fútbol (no empiecen, ¡arriba los Pumas!).
Segundo.
Derivado del primer punto, nos hemos vuelto personas de “todo o nada” y hemos dejado el criterio para discernir, cuestionar y construir acuerdos guardado en la maleta; además, parece que tenemos esta forzosa necesidad de opinar sobre todos y sobre todo. Es así como hemos pasado de generaciones como la del propio presidente, el Maquío, Don Luis H. Álvarez o Cuauhtémoc Cárdenas, quienes debatían y luchaban por el Estado de Derecho, la defensa de la Democracia y la construcción de un México mejor como resultado de diálogos y acuerdos; a la generación de los “todonadistas” en donde la diferencia más pequeña lleva al conflicto y al desacuerdo inmediato. Bajo estas condiciones y estas visiones de corto plazo, sin un gran talento político, no importa quién gane la Presidencia, México seguirá estancado e ingobernable.
Tercero.
En un escenario en donde los aspirantes del Frente Amplio por México han buscado votos que en el 18 fueron del presidente, López Obrador, a través de un discurso que se ha movido hacia el centro-izquierda, y las “corcholatas” buscan votos de la derecha con posicionamientos menos radicales, las y los candidatos que resulten electos en los procesos primarios, tendrán que utilizar sus plataformas digitales para unir y bajarle las revoluciones al país. No pueden ser parte de la polarización pragmática para ganar una elección, por dos razones:
1) No les alcanzará para construir una candidatura sólida y, en caso de que ganen, no tendrán un Congreso que les dé gobernabilidad y les permita generar los cambios que el país necesita o sus visiones les requieran. Y, después de una confrontación como la que hoy vemos, ¿en qué escenario el próximo gobierno y la próxima oposición podrán dialogar y acordar, en los temas de fondo, la construcción de un México mejor -no para ellas y ellos- para las y los ciudadanos?
Esta coyuntura, y todas, puede parecer desconectada de la elección, pero la realidad es que hoy ambos lados de la elección necesitan de TODOS los votos y cada coyuntura contará en esta contienda.
Última bala. Las líneas entre la izquierda y la derecha en México cada día se desdibujan más. Aspirantes de Morena ocupan espacios en los votos de la “derecha” y aspirantes del Frente ocupan espacios de la “izquierda”. ¡Buenas noticias! Cada día se pone mejor este Game of Thrones mexa para los adictos a la política.
Federico Aranda
Socio en Ojiva Consultores