El 1 de julio de este año el Tratado Comercial entre México, los Estados Unidos de América y Canadá (T-MEC), llegó a su tercer aniversario, justo a la mitad de lo que será el proceso de revisión previsto en el propio Tratado. Hasta el día de hoy, el T-MEC ha tenido éxitos importantes, a pesar de la pandemia y de las desafortunadas decisiones del gobierno mexicano.
Gracias al Tratado, el comercio con los Estados Unidos alcanzó, en 2022, una cifra récord de 779 mil 308 millones de dólares, debido a un crecimiento anual del 18.3% de las exportaciones mexicanas. Con Canadá el comercio total de bienes y servicios, de enero a septiembre de 2022, fue de 28 mil 408 millones de dólares, con un crecimiento del 16.7 por ciento respecto del año anterior.
Los flujos de inversión se mantuvieron al alza en 2022, a pesar del mal clima de negocios causado por las ocurrentes decisiones presidenciales. La inversión extranjera directa de los Estados Unidos llegó a 15 mil millones de dólares y la de Canadá 3,780 millones de dólares. La atracción de cadenas de valor es un proceso en marcha e incontenible, ante el imperativo de contar con suministros cercanos a la región de América del Norte.
A pesar de los avances logrados, todavía existen importantes pendientes, de cara a la revisión del T-MEC que se dará en el año 2026. El Sistema Nacional Anticorrupción, vital para cumplir con los compromisos en la materia, a raíz de la inclusión de la nueva disciplina comercial, todavía tiene vacantes en puestos importantes. La Comisión Federal de Competencia Económica, un eje fundamental para la implementación de las diversas medidas en materia de competitividad funcionó sin la totalidad de sus integrantes durante al menos un año, lo que dejó rezagos preocupantes.
Uno de los grandes pendientes del T-MEC es el tema medio ambiental, regulado por el capítulo 24 y por el Acuerdo Paralelo en la materia. México ha dado pasos hacia atrás, en una apuesta errónea por energías contaminantes y con una política energética que nos aleja de la tan necesaria transición hacia una economía verde. En el ámbito laboral, a pesar de las reformas a nuestra legislación, hay grandes rezagos en materia de transparencia y democracia sindical.
Un mecanismo que ha demostrado su vitalidad y trascendencia es el de los paneles para la solución de controversias. México y Canadá se han visto favorecidos por la resolución del panel en el que se interpretaron las reglas de origen para el sector automotriz, uno de los más importantes para nuestro país.
Enfrentamos hoy un posible panel por la limitación a las importaciones de maíz transgénico, pero antes, se está llevando a cabo un proceso de consultas que, como en el caso energético, podría posponer la puesta en marcha del panel. Para los Estados Unidos es más urgente atender, por ahora, los temas de migración y tráfico de fentanilo, por lo que las controversias comerciales han pasado a un segundo plano, dejando en el limbo al inminente panel energético.
Otros pendientes importantes se dan en la nueva disciplina del comercio digital, en constante expansión a raíz de la pandemia, y ante el cual México no cuenta con un marco jurídico robusto y de vanguardia que proteja a las personas consumidoras. También deben aprobarse reformas, como la que presenté en 2021, y que está pendiente de discutirse y aprobarse, para proteger de la manera más amplia posible a quienes denuncien posibles actos de corrupción. También hay un gran pendiente en materia de telecomunicaciones, toda vez que el pleno del órgano garante está incompleto, en medio de vitales revisiones regulatorias y ante la transición a la red g5.
A pesar de los pendientes, el T-MEC llega a su primer trienio de vida con cabal salud, con mecanismos que permiten resolver las disputas comerciales y con una visión de largo plazo, que permitirá superar la turbulencia de los procesos electorales que habrá en México y en los Estados Unidos en 2024. Para fortuna de inversionistas, consumidores y productores, el T-MEC ha generado un marco institucional de vanguardia, que garantiza la superación de las visiones de corto plazo de gobiernos transitorios, ya que su dinámica es superior a las de los cambios de gobierno.
Gracias al Tratado, México sigue teniendo una ventana de oportunidad única para generar un buen clima de negocios, abonar la confianza de los inversionistas y atraer cadenas de valor a la región. El T-MEC, junto con los mecanismos institucionales con que cuentan las tres naciones, es un eje indispensable para consolidar a América del Norte como la gran potencia regional y mundial y la vanguardia absoluta en términos comerciales, humanos y tecnológicos. Esta es la visión que está detrás de un Tratado que hoy día, es un referente indispensable para otros tratados similares y un instrumento cuyo objetivo último es detonar el progreso, la prosperidad y el desarrollo de la región.
Por Gina Andrea Cruz Blackledge
Senadora por Baja California / Presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte
@GinaCruzBC
MAAZ