El 17 de octubre de 1953 se promulgaron las reformas constitucionales que garantizaron a las mujeres la ciudadanía plena.
Dos años más tarde acudieron a las urnas por primera vez.
Sin embargo, fue hasta el año 2018 que tan sólo seis mujeres habían sido elegidas gobernadoras en el país.
En contraste, hoy tenemos nueve gobernadoras ejerciendo funciones al mismo tiempo, siete de ellas pertenecientes a Morena, en cuyas filas radica Claudia Sheinbaum, favorita para ganar la Presidencia en 2024 y Delfina Gómez, que aventaja por amplio margen en el Estado de México.
Es innegable que la ola guinda que arrasó al país en 2018 trajo consigo una aceleración en el protagonismo de la mujer en la política.
Luisa María Alcalde, Rocío Nahle y Rosa Icela Rodríguez son tan sólo algunos de los nombres que integraron el primer gabinete paritario de la historia.
En ocasiones este avance quedó un tanto opacado por declaraciones hechas por el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Acostumbrado a la opinión certera y sagaz, sus opiniones sobre el feminismo demostraron que nadie es infalible y que nosotros, los hombres, todavía tenemos mucho que aprender.
Pero en política, como en la vida, es preferible juzgar por lo que se hace y no por lo que se dice.
Y la victoria de Morena en 2018 abrió grandes posibilidades para las mujeres que participan en ese movimiento.
En contraste, cada año, vemos a los liderazgos de la oposición subirse a las reivindicaciones feministas y acusar al gobierno de no estar a la altura.
Pero, oportunistas hay siempre, pero no hay que irse con la finta.
La negativa de partidos como Accion Nacional y Movimiento Ciudadano de propiciar la discusión sobre el aborto en las entidades en donde gobiernan contrastan con la despenalización promovida por Morena en distritos como Oaxaca, Veracruz o Quintana Roo.
Es cierto que aún falta mucho y que temas como la violencia machista, la igualdad de oportunidades o el repensar y jerarquizar los roles de cuidado son temas en los que el camino a transitar apenas empieza.
Pero es innegable que el escenario político ha cambiado radicalmente, y con cada mujer que ocupa un cargo de gestión se abre la oportunidad de que estos temas se conviertan en decisiones y políticas públicas.
La cuestión dista mucho de ser automática, pero la participación de las mujeres en política anuncia una promesa de un cambio radical en la cultura mexicana.
Adrián Velázquez Ramírez / COLABORADOR / @AdrianVR7
MAAZ