Hay muchas cosas defendibles del INE. Muchas cosas que se han hecho bien desde hace años. Mucho que cuidar. Hay verdaderos profesionales y funcionarios de carrera admirables. México necesita un árbitro electoral fuerte, autónomo, lejos del poder y de todos los partidos. Pero también hay cosas perfectibles. Y, desde luego, integrantes del Instituto que se han servido de él, y acrecentado su poder utilizando al órgano electoral. Edmundo Jacobo Molina, secretario Ejecutivo del INE, está en ese último grupo.
Él tiene todo el poder. Más que cualquier consejero electoral, más que todos los consejeros electorales juntos. A él le funciona de maravilla esa consigna de que “el INE no se toca”, porque él ha acumulado demasiado poder a costa de la institución. Tocar al Instituto es tocar sus propios intereses. Y ojo, que nadie aquí dice que hay que destruir al INE, pero personajes como Jacobo Molina le hacen un flaco favor a su legitimidad.
Para dimensionar: el secretario Ejecutivo coordina a todos los funcionarios de la estructura del INE, también a todos los representantes de las juntas distritales y locales; representa jurídicamente al Instituto; tiene la oficialía electoral y da fe pública para asuntos electorales; desahoga todos los procesos de sanción; y, por su fuera poco, administra todos recursos del INE.
Si eso no es poder, ¿entonces qué es?
Jacobo Molina llegó al cargo para un periodo de seis años cuando Leonardo Valdez era presidente del IFE. Luego, cuando desapareció el Instituto Federal Electoral, en 2013-2014, y se instaló el INE, se le ratificó seis años más. Y ya con Lorenzo Córdova como consejero presidente se le dio un periodo más, para poder acumular 18 años, racha que se cortó con la publicación, ayer, en el Diario Oficial de la Federación, de la segunda parte del Plan B de Reforma Electoral del presidente López Obrador. Claro, el exsecretario Ejecutivo ya se inconformó y echó a andar el aparato jurídico del INE —que controla— para que el puesto le sea devuelto.
¿Se puede defender a quien se reelige hasta acumular tres periodos? ¿A quien se adueña de una posición en un órgano autónomo? ¿Es posible meter las manos al fuego por quien se siente cómodo permaneciendo en ella 18 años? No parece ni muy democrático, ni muy ético.
•••
Off the record: Este sexenio. Ese fue parte del acuerdo. La planta que Tesla comenzará a construir este mes en Santa Catarina, Nuevo León, se inaugurará durante el gobierno del presidente López Obrador. No más de un año tardaría la megaobra que traerá unos 5 mil millones de dólares en inversión, y con la que se buscará producir hasta un millón de vehículos eléctricos cada año. El proyecto estaba tan avanzado –y la relación entre la empresa y el gobierno de Samuel García tan fortalecida— que no había margen para mover la sede, como insinuó AMLO, pero sí para apurar los tiempos. En la víspera de la contienda por 2024 se abrirá la fábrica.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN
MAAZ