El MIDE (Museo Interactivo de Economía) imparte un diplomado en línea sobre “Gestión del dinero”. El objetivo: quienes asistan obtengan las herramientas necesarias para administrar mejor su dinero, sus inversiones y sus finanzas. Todo presentado de forma fácil y esquemática.
Sería una magnífica idea que dicho diplomado fuera un requisito indispensable para todos los que llegan o pretenden llegar a puestos de responsabilidad pública. Me refiero a los miembros de la Cuarta Transformación, ya que la mayoría no sabe de dónde viene el dinero ni en qué gastarlo.
Aprenderían —entre otras muchas cosas— que antes de realizar gastos superfluos o suntuarios, se debe invertir en lo básico: comida, educación, salud. También, que hay gastos que nunca deben hacerse o que el gastar en estadios de baseball no es inversión… A diferenciar entre gastos a costo perdido (dichos estadios), gastos suntuarios (llevar botargas baseballeras en helicópteros del ejército), e inversión de “a d’veras” (hospitales, medicinas, metro, infraestructura urbana, conectividad en escuelas).
Adquirirían nuevos conocimientos, como que todo lo que gasta el gobierno sólo proviene de dos fuentes: impuestos y deuda. Y que “los ahorros” producto de utilizar dinero que se encontraba en fideicomisos y se guardaba para alguna emergencia o bien para cubrir ciertos gastos de las mismas instituciones que los controlaban (pensiones, por ejemplo), no son tales. Es decir, gastarse dinero ajeno no es ahorrar ni se debe contabilizar como aumento en los ingresos del Estado.
Que, cuando los impuestos han aumentado y/o se tienen nuevos (los de plataformas digitales como UBER, DIDI, Netflix, Amazon, Spotify, YouTube, Apple, por mencionar algunas), pero ni así se logra cubrir lo que el gobierno gasta, es signo de que hay un problema serio.
Claro, para “salir” del asunto siempre queda endeudarse. Cosa que se ha hecho, aunque se niegue en Palacio Nacional (“los otros datos”, oficiales, tanto de Hacienda como del Banco de México, lo confirman: el actual gobierno federal ha aumentado la deuda pública).
Y si bien el dinero no sobra, los servidores públicos aprenderían a gastarlo para que medianamente alcance para las prioridades del país; claro, si se administrara de manera correcta.
Otros tópicos que los morenistas aprenderían es que el precio del dólar es importante, mas no fundamental. Sobre todo porque en el “peso fuerte” influyen demasiadas variables que no determina el gobierno, por lo que presumir de ello desde Presidencia está de más y a la vez es insuficiente. A lo anterior se suma esto: una inflación que ya se “comió” el aumento al salario mínimo. En otras palabras, a pesar del peso fuerte, cada día, por cada peso que se tiene, se compra menos. Y al respecto es triste constatar que por parte del gobierno federal no se sabe cómo reaccionar ni tampoco cómo atemperar la inflación.
Se sabría que presumir de las remesas muestra ignorancia. Si bien estas ayudan a paliar las necesidades de las familias mexicanas, lo cierto es que son producto del trabajo de quienes tuvieron que migrar porque en nuestro país no encontraron oportunidades para desarrollarse —un producto, por cierto, ligado a la salud de la economía norteamericana y sujeto a los vaivenes que esta tenga—.
No se presumirían las becas que la 4T otorgan a los estudiantes menores de edad (como lo hizo Antonio Attolini Murra hace unos días en su cuenta de Twitter). Habría que preguntarles a los
padres de niños con cáncer, para quienes NO hay medicamentos ni terapias oncológicas, si no preferirían que ese dinero para que menores de edad se compren cervezas se utilizara de manera eficiente en el sector salud. O bien, que esos montos etiquetados para becas a estudiantes se destine a quienes en verdad se están esforzando en las aulas…
Adicionalmente, entenderían de la importancia del crecimiento económico (México es la nación con más pobres márgenes de crecimiento de todos los países de la OCDE) y de lo que significa que la economía informal y la pobreza extrema estén más extendidas que nunca.
Que, cuando se analizan los números fríos —los cuales representan el número de personas viviendo sin los mínimos indispensables— se puede ver de dónde viene el dinero y dónde debe gastarse. Que la clase gobernante actual no sabe ni de lo uno ni de lo otro. Y muestras sobran: Tren Maya, Dos Bocas, AIFA y , ahora, para pagar el acarreo de poco más de cien mil mexicanos a sumarse a la marcha del 18 de marzo para conmemorar otro hoyo negro, el financiamiento que está haciendo el gobierno de Petróleos Mexicanos.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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MAAZ