Tiempo y espacio, las dos dimensiones esenciales en la física, también lo son en otros ámbitos. En política, el tiempo es el único bien no renovable. Al PAN, PRI y PRD se les acabó el tiempo. Han tenido casi cinco años para hacer una autocrítica, para reflexionar por qué la ciudadanía les retiró su confianza en 2018.
No lo hicieron y al parecer, no lo harán. Ahora, de cara a la sucesión de 2024, el tiempo para elegir una candidata o un candidato competitivo que plante cara a las corcholatas presidenciales se les terminó. Vieja iguana de Macuspana. Más sabe el Diablo por viejo que por Diablo.
Hace año y medio, inmediatamente después de las elecciones de 2021, Andrés Manuel López Obrador adelantó su sucesión, destapó a sus corcholatas y dio por terminada la era del tapado. Varios pensaron que dicho adelantamiento había sido un error, que no por mucho madrugar amanece más temprano, que adelantar su sucesión le quitaba poder y hacia vulnerables a sus cartas.
No fue así, a 15 meses de la elección, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López e incluso Ricardo Monreal, le ganarían a cualquiera de los personajes mencionados para ser candidatos opositores. AMLO dio el banderazo de salida y los dejó ser. El proyecto es el mismo para los cuatro: Continuidad de la 4T, pero cada corcholata tiene su estilo: Claudia Sheinbaum volverá a casarse, Marcelo Ebrard es el rey del TikTok, Adán Augusto López carga niños, besa abuelitas y acaricia perros, y Monreal, hace de todo.
El canto de las sirenas llegó a los oídos de Monreal, pero al final decidió quedarse en la trinchera lopezobradorista, experimentado como es, sabe que cualquier destino en la 4T es mejor que el que podría ofrecerle la oposición. Ningún marino se tira al agua sin ver la orilla, ningún político abandona a un partido en ascenso.
Sólo una gran catástrofe cambiaría la tendencia por la Presidencia de la República. Tal vez su principal riesgo sea la soberbia, de la que no están exentos ni AMLO, ni sus corcholatas. El mitin del Zócalo del 26 de febrero demostró que la oposición social existe en la Ciudad de México y en muchas de las ciudades importantes. Lo que no hay son líderes.
En la designación de los candidatos a la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno el PAN de Marko Cortés lleva mano y puede decidir cualquier cosa. Siguen manejando más de 20 nombres de entre panistas, priistas y hasta perredistas. ¿Quiénes son las dos o tres corcholatas opositoras que no son de chocolate?
Movimiento Ciudadano agotó su estrategia de ir solo. No competirá este año, el siguiente le queda la carta de Samuel Ruiz, Colosio Jr. no quiso y Enrique Alfaro es peso muerto. Las elecciones en la CDMX son otra historia. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ