Nietzsche decía que “la vida sin música sería un error” y es que para quienes disfrutamos correr escuchando nuestra música favorita, esta doble actividad es algo casi natural. El ritmo siempre acompaña al corredor, ya sea el que producen sus propios pasos, su cuerpo o el que le proporciona las notas y las pautas de la música que lo impulsa, alegra y motiva en la pista o el camino.
Llevo muchos años corriendo y disfruto igual correr con música como sin ella, pero
para muchos corredores, sobre todo para quienes comienzan, la música es indispensable, porque ya sea a ritmo de rock, reggaeton, baladas, tecno, clásica, o hasta cumbias, la música aligera el esfuerzo y se vuelve el empujón que impulsa cuando las fuerzas o las ganas fallan.
Investigadores y especialistas sostienen que nuestros oídos, corazón y hasta las piernas, reaccionan al tempo (beats por minuto o BPM) de la música y la intensidad de ese tempo provoca efectos en nuestro estado de ánimo. Así a mayor tempo y más BPM en una canción, más ánimo producirá en nuestro cuerpo, entonces una canción que tenga arriba de 100 y hasta 165 BPM acelera nuestro ritmo y nuestro paso.
Pero correr con música no siempre fue posible. Los primeros corredores, entre ellos yo misma, empezamos a experimentar esa sensación en los años 80 con el Walkman en el que con un casette grabado con nuestras canciones favoritas podíamos correr con el aparato a la cintura. Luego en los 90, con el discman cargábamos más peso, pero la música se escuchaba mejor. Y así con el fin del siglo XX, llegó el MP3, los Ipod, hasta llegar al teléfono, cargado primero con tus listas en formato digital, y ahora ya toda tu música favorita para correr la tienes en aplicaciones.
Mi playlist es bastante ecléctica y hay un poco de todo, y cuando corro evito traer el volumen muy alto, es peligroso, te distrae demasiado y pierdes muchos detalles de la carrera, por ello hay quienes prefieren correr en silencio, concentrados, meditando, pensando o simplemente admirando el paisaje. Corriendo en silencio se aprende a escuchar el golpe de nuestros pasos contra el asfalto o en la tierra, el ritmo de la respiración e incluso hasta el latido del corazón.
Entonces ¿qué es mejor, correr con música o sin ella? Correr es una actividad que se debe disfrutar y si la música la hace más agradable entonces la música es tu opción. En mi experiencia, conforme avanzas en esto de correr, la música se convierte en una herramienta para algunos entrenamientos como los fondos, o ciertos estados de ánimo, pero ya sea con música o sin música, correr también es como bailar, en cuanto a la felicidad que produce el movimiento, y viéndolo así, cobra un poco de más sentido lo que Nietzsche decía: “la vida sin música” y sin movimiento “sería un error”.
POR ROSSANA AYALA
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