Andrés Manuel López Obrador parece pensar que la detención, juicio y veredicto de culpabilidad contra Genaro García Luna es un logro propio. Así lo ha verbalizado en las conferencias de prensa luego del fallo del jurado el martes pasado. Nada más apartado de la realidad.
La investigación que permitió la caída del “superpolicía” del sexenio de Felipe Calderón comenzó cuando se juzgó en la misma Corte del Distrito Este de Nueva York a Joaquín “el Chapo” Guzmán.
La fiscalía de Estados Unidos fue la encargada de buscar los testimonios y pruebas de que García Luna trabajaba para el Cártel que él mismo debía combatir. Y es de ellos el logro de que se quede en la cárcel.
Para México es un hecho que el golpe a la gestión de Vicente Fox y Felipe Calderón está dado. Hay que hacer una revisión de todo lo que se hizo en esa época y lo que se nos dijo, para llevar a todos los responsables a la justicia. Aunque no lo es todo, porque hay más casos donde los mexicanos quieren ver a responsables castigados.
En su obsesión con Felipe Calderón, al cual no le perdona los resultados de las elecciones del 2006, López Obrador parece olvidar que hay todo un sexenio por revisar, el de su antecesor Enrique Peña Nieto. Fue esa desastrosa la que le permitió finalmente tomar el poder por la vía de las urnas y de una manera arrolladora, con altas expectativas de que personajes impresentables iban a ser procesados, pero no.
Y para nuestra memoria corta, basta ver lo que pasó con el general Salvador Cienfuegos, detenido en octubre de 2020 en Los Angeles. A Cienfuegos se le acusó de establecer vínculos y colaborar a cambio de sobornos con el grupo delictivo del H-2, el cual se dedicaba al tráfico de drogas hacia EE.UU. Aunque cuando se le liberó un mes después de haber sido capturado diciendo que se le iba a juzgar en México, se le exoneró tan pronto como pisó suelo mexicano.
Pero hay otros casos donde la llamada 4T podría poner el ejemplo de que no hay que esperar a que la justicia a hagan los gringos.
Está el caso Juan Collado, que desde 2019, enfrenta un proceso por lavado de dinero y delincuencia organizada; está pendiente el caso de Emilio Lozoya Austin. Tenemos a Jesús Murillo Karam, detenido por las irregularidades en las investigaciones por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa; todos esos casos, o están empantanados o de plano no avanzan, un lastre para la Fiscalía General de la República, pero también una muestra de la ausencia del estado de derecho que impidió que García Luna fuera juzgado en México. El presidente acusa que la corrupción al interior del Poder Judicial impide que las cosas avancen en el país y evita condenar a la FGR por sus pifias. Para muestra, la absolución de Rosario Robles ayer.
Y de los casos de este sexenio, mejor ni hablemos. Bastaron unas palabras para exonerar a Pío, Delfina... La justicia solo para los adversarios.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
COLABORADOR
@carloszup
MAAZ