Lo único más poderoso que la ciudadanía, es la ciudadanía organizada: ningún poder la controla, ni con dádivas, mentiras, ni amenazas. En diez años, o quizá apenas cinco, nuestros hijos preguntarán: cuando nos quisieron arrebatar la democracia, ¿qué hiciste para defenderla?, ¿sólo tuiteaste, o también saliste a luchar por ella?
Este domingo 26 de febrero, los ciudadanos libres de México estamos nuevamente llamados a ocupar las principales plazas del país. No se trata sólo del INE, sino en esencia de nuestro derecho a elegir a quienes nos gobiernan. Y aquí no hay medias tintas: o democracia o autoritarismo. ¿Por qué marcharé, y por qué creo que todo ciudadano consciente debe hacerlo? Comparto mis razones:
Porque nuestra democracia está genuinamente en riesgo. El INE no es perfecto, pero es el mejor mecanismo democrático que hemos construido en dos siglos de historia independiente. Hay que mejorarlo, no destruirlo. 60% de los mexicanos nacimos cuando el gobierno controlaba las elecciones. Nuestra democracia es un fenómeno joven, frágil, y la amenaza del retorno al autoritarismo no está lejos.
Porque hay que presionar a la oposición partidista. Incluso los opositores supuestamente más aguerridos, muchas veces terminan cediendo, pactando o ausentándose a la hora de la verdad. Sin importar su partido, los políticos rara vez responden a convicciones, sino a intereses. Por eso se necesita que la ciudadanía se manifieste y envíe un mensaje claro: si nos traicionan, la próxima elección los mandaremos a la irrelevancia desde las urnas. Sin la marcha del 13 de noviembre de 2022, muchos diputados probablemente hubieran votado a favor —o se hubiesen abstenido– de la destrucción constitucional del INE. No esperemos a que un partido nos salve: nosotros, ciudadanos, dictemos la agenda.
Para respaldar a la Suprema Corte de Justicia. Es muy probable que el gobierno imponga a la mala el Plan B contra el INE, y la última instancia que nos quede para rechazarlo sea la Corte. Si bien el Poder Judicial debe decidir con criterios técnicos, la realidad es que el Presidente presionará con todos sus recursos a los ministros. Por eso, es importante que la Corte se sepa respaldada por una mayoría ciudadana frente a los intentos de amedrentarla.
Para elevar el costo político al lopezobradorismo. Los políticos oficialistas aún viven la embriaguez de 2018 y del poder; pero en la medida que vean a los ciudadanos en las calles tendrán que pensar con seriedad sobre su futuro cuando termine este sexenio, si avalan medidas que una mayoría rechaza. No se trata de pedir las cosas por favor, ni de apelar a la (inexistente) decencia del régimen, sino de ejercer el peso de la ciudadanía para presionarlos.
Porque quejarse desde casa no es suficiente. El mejor aliado del lopezobradorismo es la indiferencia y el abstencionismo. No importa qué tanto daño le haga este gobierno a México: si no convertimos nuestro malestar en acciones, nada cambiará. Las marchas de este domingo 26 deben ser no sólo un reclamo simbólico, sino un ensayo de movilización cívica para que, en las elecciones que vienen, la ciudadanía, además de quejarnos, salgamos a votar masivamente. Las marchas de 2022 fueron fundamentales, pero no suficientes; a la democracia hay que cuidarla todos los días. Nos vemos en las calles este domingo.
POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
COLABORADOR
@GUILLERMOLERDO
PAL