Ya es inevitable tomar acciones contra el cambio climático. Disminuir o mitigar las fuentes de contaminación ambiental es una exigencia insoslayable que tanto los ciudadanos de a pie como gobiernos, empresas y cualquier ciudadano del planeta. En nuestro país durante 2020 se recolectaron 106 millones 523 mil 139 kilogramos diarios de residuos sólidos urbanos, de acuerdo con cifras del INEGI.
Una de las mayores responsabilidades recae en las empresas, ya que su actividad económica tiene un impacto directo en el medio ambiente. Por desgracia, sólo 15.9 % de las grandes empresas cumplió, con al menos una medida de protección ambiental; 56.6 % no aplicó medida alguna y 27.5% dijo desconocer la obligatoriedad.
A pesar de estas cifras, vale reconocer esfuerzos crecientes de empresas que implementan acciones para que sus actividades no tengan impacto negativo en la temperatura del planeta.
La aportación de las compañías para mitigar el impacto se centra en la reducción de emisiones de CO2 utilizando en mayor medida energías renovables; desarrollo tecnológico que permita la generación más eficiente de energía; transparencia de las empresas que públicamente se han sumado a la cruzada contra el cambio climático y; colaboración entre actores clave, organizaciones y gobiernos. Además, las compañías han desarrollado estrategias de responsabilidad social corporativa acordes a los intereses de la sociedad actual.
En el estudio de Climate Accountability Institute, 25 organizaciones a nivel mundial emiten en su conjunto la mayor cantidad de gases de efecto invernadero y éstas pertenecen al sector energético, principalmente de combustibles fósiles. El informe sugiere que el desarrollo actual está íntimamente relacionado con el consumo de carburantes para satisfacer la demanda de energía. Si bien las grandes corporaciones tienen un compromiso específico para ejecutar acciones como las mencionadas más arriba y son las que reciben mayor presión, no hay que olvidar que el 90% son pequeñas y medianas empresas.
Las pymes son un eslabón pocas veces mencionado en la lucha contra el cambio climático. Pese a que las pymes están consideradas dentro de la agenda 2030, poseen recursos limitados y dependen de su entorno de mercado para tener resultados positivos significativos; además de que los incentivos son casi nulos tal como lo establece el sobre “El papel de los principios de la economía circular y la innovación orientada a la sostenibilidad para mejorar el desempeño social, económico y ambiental: evidencia de las pymes mexicanas”.
En dicho estudio, se propone que el desempeño sostenible de las pymes adopte acciones de economía circular, ya que los clientes ejercen presión para incentivar las estrategias que aminoren el impacto ambiental con lo cual pueden obtener resultados más significativos.
Ya no basta con tener buenas intenciones, sino que los resultados son importantes para saber si vamos por el camino correcto. ¿Hay forma de conocer si estas directrices están dando resultados?
Es muy complicado elaborar un análisis detallado que abarque o brinde resultados exactos sobre el avance de estas iniciativas, pero en general algunas investigaciones consideran que las acciones de responsabilidad social deben tener mayor relación con los objetivos comerciales. Si bien aún se encuentran en una etapa incipiente, es necesario reconocer estas debilidades para redoblar esfuerzos y que no se pierda la importancia de realizar actividades económicas sostenibles.
Colaboración realizada por Karina Maldonado y equipo Revolución 5.0 Disruptive Labs. Si quieres conocer más al respecto, contáctanos al correo contact@disruptivelabs.mx o a nuestras redes @DisruptiveLabs, ¡con gusto te leemos!
LSN