Los líderes, colectivos, grupos y partidos de izquierda en México han enaltecido históricamente los avances de la democracia y se han opuesto a los gobiernos autoritarios y absolutistas que buscaron aplastar las batallas libertarias. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador en su larga lucha para llegar a palacio nacional, en reiteradas ocasiones sugirió fortalecer y defender al entonces Instituto Federal Electoral. Que, hasta el momento, ha sido garante de las repetidas alternancias del poder.
Pero no solo eso, sino que el mismo INE, validó el arrollador triunfo de Morena en 2018 y el de anteriores procesos en los que el presidente y sus aliados ganaron en elecciones competidas, libres y transparentes, para luego con ello, construir el andamiaje que lo tiene arropado con la mayor investidura del país.
Pero entonces, ¿qué cambio? ¿qué sucedió? ¿Porque ahora, quiere debilitarlo o en palabras del Secretario de Gobernación Adán Augusto López, descuartizarlo?
En el otro bando, ciertos personajes que aprovecharon en múltiples ocasiones los excesos de antiguos y neoliberales Gobiernos, haciendo negocios y acuerdos a espaldas del pueblo, cometiendo además reiterados atropellos inscritos en lo antidemocrático, hoy convocan a la defensa del Instituto con una concentración en el Zócalo, el próximo domingo 26 de febrero.
¿Qué cambio? ¿qué sucedió? ¿Porque ahora estos personajes que sirvieron en el pasado a intereses inconfesables, ahora se oponen al debilitamiento del INE? ¿Por qué quieren evitar la terrible regresión que esto significaría? ¿Por qué no quieren dejar en manos de enmascarados ciudadanos con tangibles inclinaciones morenistas, a un Instituto endeble y a merced del Gobierno en turno? Como en aquellos viejos tiempos de Salinas de Gortari y de Manuel Barttlet.
Parece que hoy, que nos encontramos en una encrucijada, en tiempos oscuros, los intereses cambiaron. Los polos se invirtieron logrando lo impensable, que los demócratas, ahora sean los antidemocráticos y los anteriores antidemocráticos, ahora sean los demócratas. Ver para creer, los efectos del poder y del dinero, el mundo del arriba y del abajo.
Pero que pasa en las esferas inmediatas de ambos grupos. ¿Por qué los senadores, diputados, gobernadores o alcaldes emanados de Morena, que prometieron cuidar y resguardar la democracia, hoy agachan la cabeza sumisos y argumentan falacias como la del Instituto oneroso que no ha servido a la nación? Aunque ellos, fueron favorecidos por los conteos de los ciudadanos que participaron en las elecciones organizadas por el INE, donde resultaron triunfadores. ¿Hipocresía o conveniencia?
Y del otro lado, algunos personajes impresentables ¿Porque ahora, defienden a capa y espada a la democracia y al INE? Desnudando la simpleza de los argumentos y las insulsas razones de los beneficiarios del Morenato que, extasiados con sus efímeros cargos, no quieren abandonar las mieles del poder, justificándose con continuar una transformación que en realidad no ha hecho mayor cambio.
Estos hombres y mujeres premiados por el antiguo régimen defienden un modelo que les permitió hacerse ricos y poderosos, hasta antes que llegara la llamada 4T. Ver para creer, los efectos del poder y del dinero, el mundo del arriba y del abajo.
Aunque es pertinente detenernos ante estos absurdos, lo verdaderamente importante ahora, es preservar al INE, para garantizar elecciones y contiendas democráticas, pues el Instituto no solo es un probado referente de capacidad y eficacia. Sino que, además, cuenta con un amplio respaldo ciudadano por su trabajo de décadas, que ha dado certeza y cause legal a discrepancias como la de 2006, circunstancia que no perdona el presidente.
Lo deseable, sería que los auténticos y progresistas militantes de Morena, alzaran la voz y defendieran al INE. Lo deseable, sería que los verdaderos ciudadanos se sobrepusieran a las cupulas que organizan la marcha y se sacudieran a los que, transfigurados en adalides de la rectitud, defienden al INE con otra intencionalidad. Lo deseable, es que el presidente reconociera su error y abortara el posible desmantelamiento de las luchas democráticas en México.
Lo posible, estará en el grueso de la concentración, en la conciencia de los verdaderos ciudadanos y en la probidad de los ministros de la Suprema Corte de Justica de la Nación, para frenar la regresión, que costo escaramuzas inmisericordes, levantamientos populares, sangre y muerte que los que en este momento gobiernan, denunciaron con valentía y probidad cuando eran oposición.
Pero entonces, ¿qué paso? ¿Dónde se extravío la memoria colectiva y la historia? Probablemente en la conveniencia o en la hipocresía de un mundo sin futuro, en el que solo importa el aquí y el ahora, la infame actitud de obedecer a pie juntillas al tlatoani y a sus caprichos.
Y aunque la clase política se sigue ufanando en decir: No somos iguales, en verdad, si lo son.
POR HUMBERTO MORGAN
@HUMBERTO_MORGAN
LSN