Columna Invitada

Biden con el optimismo inflado

Con frases como Estados Unidos es “el único país que ha salido de cada crisis más fuerte que cuando entró en ella”, o “… hace dos años, nuestra democracia se enfrentaba a su mayor amenaza desde la guerra civil

Biden con el optimismo inflado
Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El pasado martes 7 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rindió ante el Congreso de su país el tradicional mensaje del estado de la Unión y me llamaron la atención varios aspectos de su discurso.

Es natural que cualquier presidente o autoridad exagere sus logros y omita mencionar los tropiezos y fallos de su gestión al frente de un cargo en específico y en ese sentido el mensaje de Biden no fue la excepción, sin embargo, me pareció un poco excesivo su elevado optimismo respecto al papel que juega actualmente su país en el tablero geopolítico global, específicamente en lo relacionado al conflicto con Ucrania, al liderazgo estadounidense a nivel mundial y al estado actual de la democracia y las instituciones de su país.

Con frases como Estados Unidos es “el único país que ha salido de cada crisis más fuerte que cuando entró en ella”, o “… hace dos años, nuestra democracia se enfrentaba a su mayor amenaza desde la guerra civil. Hoy, aunque herida, nuestra democracia permanece intacta e inquebrantable”, o esta otra, “Antes de que yo llegara al cargo, se contaba que la República Popular China estaba aumentando su poder y que Estados Unidos estaba cayendo en el mundo. Ya no es así”, el demócrata parece no dimensionar muy bien el verdadero estado de la Unión.

Si bien es cierto que la economía mejoró un poco en el último trimestre de 2022 y en el arranque de 2023, como bien mencionó Biden, también es cierto que en lo que a geopolítica se refiere, el liderazgo estadounidense está más que mermado.

Y aunque las maneras han cambiado y se agradece la presencia en la Casa Blanca de alguien como Biden, eso tampoco significa que nuestro vecino haya recuperado su papel hegemónico en el orbe. Y es que el desgaste institucional, las llamadas guerras culturales, las políticas de la identidad y los excesos de la izquierda más académica y progresistas así como los de la derecha más radical y violenta que vive el país han mermado su liderazgo global.

Es cierto que no es la primera vez que Estados Unidos se enfrenta a conflictos raciales a gran escala, pero en este momento el nivel de confrontación y polarización tiene unas aristas muy particulares que lo distinguen de los movimientos por los derechos civiles de los afroamericanos en los 60 o de los disturbios en Los Ángeles en 1992.

El solo hecho de que en distintas arenas del debate público de ese país se mencione la posibilidad de una nueva guerra civil, ya dice mucho del nivel de malestar social que se está viviendo.

Y eso, por supuesto que tiene implicaciones en la imagen y papel que juega EU en el mundo, tan es así que pese a su apoyo militar y político a Ucrania, lo cierto es que la guerra continúa y ningún esfuerzo europeo o estadounidense, ya sea diplomático o de carácter bélico, ha servido de mucho para ponerle fin al conflicto. Entiendo que acabar con una guerra no es cosa sencilla, pero por esa misma razón, debería haber un poco más de mesura en las palabras del presidente de los Estados Unidos. Porque si algo está claro es que la época de la supremacía estadounidense en el mundo ha quedado atrás.

Otra cosa que llamó mucho mi atención y que tiene que ver con el liderazgos regional de EU fue la curiosa omisión del bloque económico de América del Norte, que su administración ha vendido muy bien hacia el exterior, pero que parece no tener lugar en la agenda de asuntos internos, o al menos no lo tiene en el plano discursivo de la Casa Blanca hacia el interior.

En lo que a China se refiere, si bien el último año padeció una notable desaceleración en su economía, acompañada de fenómenos como el nearshoring, Estados Unidos tampoco puede cantar victoria del todo, porque las posibilidades de una recesión no están descartadas amén de sus intestinos problemas domésticos que tampoco son cosa menor.

Aunque el mensaje sobre el estado de la Unión haya sido un llamado a la unidad y al trabajo en equipo, tendiéndoles la mano a los republicanos, ello no calmará las aguas del permanente estado de confrontación y polarización que vive su sociedad.

En resumen, me parece que el mensaje comunicó lo que se proponía y aunque un poco exageradas las virtudes de su administración y notables las omisiones, se ve que el demócrata ya tiene puesto el ojo en 2024.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS

PAL

Temas