Cuando los presidentes Andrés Manuel López Obrador de México, y Joe Biden de Estados Unidos, se reunieron el viernes convinieron una mayor cooperación en dos temas de enorme preocupación para sus respectivos gobiernos: migración y tráfico de fentanilo.
Dos días después, el expresidente Donald Trump, el favorito para convertirse en el candidato presidencial republicano, visitó la frontera entre Texas y México para dramatizar su postura antiinmigrante, y subrayar así la importancia que ese tema y el tráfico de fentanilo tendrán para su partido durante la ya inminente campaña electoral estadounidense.
Trump ha resumido su postura en declaraciones sobre deportaciones masivas y virtuales campos de concentración.
Más allá, las entrevistas en San Francisco, durante el foro Asia-Pacifico de Cooperación Económica, ponen de relieve la profunda interrelación entre los dos países y la importancia que cada uno tiene para el otro, incluso en lo negativo.
Las conversaciones entre López Obrador y Biden fueron precedidas por sus respectivos encuentros con el presidente chino, Xi Jinping, en las que abordaron las exportaciones chinas de precursores químicos de fentanilo.
El mandatario chino ofreció colaborar, tanto en el intercambio de información como en la reducción de las ventas de productos químicos que de acuerdo con las autoridades estadounidenses y muy específicamente legisladores republicanos, se usan en México para fabricar el fentanilo que luego llega a sus consumidores.
Pero hay un ángulo político que no puede pasar desapercibido.
En términos reales, la actitud de los republicanos obliga a un acercamiento entre López Obrador y Biden.
La diferencia más notable está en que Biden tiene una actitud más política, considera que puede haber arreglos sin necesidad de presiones públicas, como pretenden los republicanos.
Trump, en particular, presumió de haber amenazado al gobierno mexicano con sanciones económicas –incremento de tarifas a la importación de bienes mexicanos– para que "aportara" miles de soldados para frenar a los migrantes desde Centroamérica.
Los republicanos gustan de posar como fuertes y en el último año han usado la posibilidad de usar recursos militares, incluso fuerzas especiales, para combatir a los cárteles en México.
Ron DeSantis, el gobernador de Florida que trata de competir con Trump presentándose como más duro que Trump, sugiere ahora literalmente dar muerte a quien cruce ilegalmente el muro fronterizo desde México.
Trump llegó a Texas para apoyar de hecho al gobernador Greg Abbott, al que se identifica con políticas de dureza contra migrantes, y recibir su apoyo político-electoral.
El gobierno mexicano está obligado a buscar una buena relación con su vecino del norte, pero es evidente que tiene interés en quienes sean sus interlocutores y al menos en términos de respeto, resulta igualmente obvio que esta vez su interés estaría en Biden y los demócratas.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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