La precandidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo es hoy más fuerte que nunca. Consolidó la probabilidad de la unidad nacional del movimiento encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso más acentuadamente ahora con la decisión de Marcelo Ebrard Casaubon de mantenerse dentro del cambio de régimen iniciado en 2018.
Frente a los “bastones sin pilas”, una verbalización ingeniosilla arrojada como gestión de crisis ante el crecimiento de Morena por el segmento opositor, hay aquí un bastón unitario con poder sobrecargado.
Lo está en el terreno de la acción política y de su operación específica para ganar elecciones; el liderazgo de Sheinbaum se fortalece también, con enorme posicionamiento de por medio y escasas fisuras, con las decisiones para coordinar en las nueve entidades en disputa electoral en 2024.
Y ese robustecimiento se registró nada menos que en el epicentro de las izquierdas y las clases medias políticamente más activas, la capital nacional, donde una figura, Clara Brugada Molina, resultó ser medida como la más competitiva de todas las mujeres a nivel nacional.
No hay regalos, aunque sí respaldos. Su ascenso con base en un equilibrio resiliente y en el prestigio creciente de su obra de gobierno ya la coloca como una figura ampliamente reconocida más allá de la CDMX.
Sheinbaum y Morena evidencian compromiso con la paridad sustantiva al impulsar las decisiones formalizadas después por el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Omar García Harfuch no solamente demostró una serenidad sonriente en el duro tránsito de su especialidad —la seguridad— al ajetreado mundo de la política, sino que, adicionalmente, desarticuló con su altura política del viernes las críticas: al respaldar el proyecto obradorista y la unidad vertebral contribuyó a un posicionamiento de la diferencia con el PRD y sus tribus en pugna autodestructiva permanente. Después de esto será muy difícil a algunos insistir en su identidad como alejada de los compromisos de futuro de la izquierda.
La novedad del sistema de competencia con la aportación de Morena en su proceso de encuestas, acción afirmativa de género y ponderación política es, a partir del viernes, el referente de lo mínimo a esperar ciudadanamente de cualquier partido político.
El Heraldo de México publicó este lunes la diferencia entre la preferencia electoral por Sheinbaum (59 por ciento) y su más cercana adversaria, Xóchitl Gálvez (21 por ciento), una distancia importante tenía Brugada respecto del más cercano adversario en agosto, Santiago Taboada, de alrededor de 14 puntos porcentuales, cuando la ex alcaldesa carecía del posicionamiento nacional positivo recién adquirido.
Hay de Sheinbaum un bastón unitario enriquecido y con muchas pilas. El segundo piso tiene ya cimientos.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX
@guerrerochipres
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