La cancelación del encuentro de la Dra. Sheinbaum con la militancia de Morena fue recibido como un baldazo de agua fría por los asistentes. En una rápida intervención, Mario Delgado señaló la falta de organización, propuso una nueva fecha y todos a casa.
Las acusaciones cruzadas por la insuficiente convocatoria no se hicieron esperar. Conforme el escenario fue quedando vacío, la atmósfera se fue llenando con el murmullo de la interna que definirá la candidatura en la capital. La sospecha es que las fricción provocada por el proceso fue más fuerte que el mensaje de unidad que Sheinbaum y el partido promueven en estos eventos.
Los hechos del estadio azul marcan el primer traspié de una gira que ha cosechado algunos cientos adhesiones de la sociedad civil al proyecto de la 4T y que se plasmaron en el acuerdo de unidad firmado por deportistas, activistas, académicos, artistas y un largo etcétera.
Se puede cuestionar la decisión de hacer el encuentro con Sheinbaum antes de que se resuelva el proceso interno de la capital. Aunque esto ha sucedido en otros estados, en la Ciudad de México los ánimos se han ido crispando entorno un candidato bien valorado por el público general pero que genera poco entusiasmo en las bases morenistas y en algunos sectores, franca sospecha.
Sin embargo, en esta etapa y en este contexto, el mensaje de Sheinbaum podría haber sido muy importante para ordenar la competencia. Que compañeros y compañeras de militancia no se hayan acercado a escucharlo, es una señal de alarma de una situación que debe abordarse con humildad y sinceridad, pues es claro que con esas divisiones no será posible volver a ganar la capital.
Si la baja convocatoria fue un mensaje, este caló hondo y afectó a una campaña presidencial que venía a tambor batiente. Ahora la herida en la capital está expuesta y habrá que hacer un esfuerzo extra por preservar la unidad y la identidad del movimiento en la ciudad.
Por Adrián Velázquez Ramírez
Colaborador
@AdrianVR7
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