COLUMNA INVITADA

Ejercicio responsable

De la revisión del presupuesto a junio de este año se encuentran hallazgos que alertan a especialistas y ciudadanía en general

OPINIÓN

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Nuvia Mayorga Delgado / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Se dice que los subejercicios presupuestales en materia financiera son producto de la falta de necesidad de los gobiernos para ejercer el dinero aprobado para el gasto. Es decir, en un país donde el sistema de salud es adecuado, suficiente, sin deficiencias que requieran más inversión, se puede de dejar de ocupar ese gasto, en el entendido que para el siguiente ejercicio presupuestal seguramente no se dará esa cantidad a esas carteras porque se sabe que no tiene caso entregar tanto dinero si no lo requiere.

En la antesala de una crisis económica en nuestro país, por mucho que se celebren crecimientos ínfimos, resulta que el manejo presupuestal es verdaderamente grave e insensible para millones de familias que ya no pueden acceder a un sistema de salud cada vez más cerrado e ineficiente o que, siguen viviendo las carencias educativas por falta de infraestructura, personal y contenidos educativos de calidad.

De la revisión del presupuesto a junio de este año se encuentran hallazgos que alertan a especialistas y ciudadanía en general.

Por un lado, las obras de infraestructura que son la bandera de la administración actual se están convirtiendo en un barril sin fondo a pesar de las múltiples críticas a su efectividad, su amabilidad con el ambiente y, sobre todo, su costo.

Resulta que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha revelado en sus estadísticas que la Secretaría de Turismo, encargada de la construcción del Tren Maya, ha rebasado en un 66 por ciento el gasto programable que tenía para junio, lo que representa más de 20 mil millones de pesos más a lo que se le había destinado originalmente.

Por otro lado, la Secretaría de Energía, encargada de la construcción de la Refinería de Dos Bocas, gasto casi 46 mil millones de pesos más a lo que tenía programado para la mitad del año lo que, seguramente, se fue a una refinería que, aunque ya se inauguró, no tiene ni la más mínima intención de operación.

Pero viene lo peor, rubros como los de Salud y Educación tienen un subejercicio que en conjunto representa más de 40 mil millones de pesos como si viviéramos en un país con el sistema de salud idéntico al de Dinamarca y una educación cercana a los niveles de Finlandia. No es así, la educación sigue siendo cuestionada y la Salud, desde el inicio del sexenio y con la dosis de pandemia reflejó esquemas golpeados en cuanto a infraestructura, personal y procesos.

Parece que cuando algunas personas acceden a cargos públicos, de inmediato consideran que los recursos entregados son de ellos, de tal manera que pueden decidir abiertamente en la ejecución de sus pasiones personales, sin embargo, la realidad es que el dinero del Presupuesto corresponde exclusivamente al pueblo de México, por lo que resulta inexplicable abandonar sectores que rinden un beneficio directo a las personas como la salud y educación, para volcar todo el dinero público en obras surgidas de deseos unipersonales.

El ejercicio del presupuesto requiere la misma honestidad, transparencia y no engaño de cada una de las acciones que se tomen desde el poder, máxime si nos encontramos cercanos a una crisis económica global que ya afecta los bolsillos de las y los mexicanos. En el ejercicio presupuestal requerimos serenidad, empatía y respeto a quien nos otorga su confianza y este es el momento de construir una base sólida para que la ciudadanía no sufra de más ante lo inminente.

POR NUVIA MAYORGA DELGADO

COLUMNISTA

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